Jalisco

Desarrollo urbano antes que crecimiento de la ciudad: Sedeur

Un nuevo modelo para la ciudad no implica esparcir la mancha urbana, sino explotar áreas dentro de la urbe: experto

GUADALAJARA, JALISCO (14/FEB/2013).- Para una ciudad ordenada es necesario proyectar no el crecimiento, sino el desarrollo  de la metrópoli, asegura el secretario de Desarrollo Urbano (Sedeur), Sergio Carmona Ruvalcaba.

Crecimiento implica dispersión de la población y es un conflicto debido a que la demanda de infraestructura supera a la oferta. Desarrollo, en cambio,  es inversión en fuentes de esparcimiento, de empleo, vivienda digna, transporte eficaz, entre otros.

Para ello es necesario un reordenamiento urbano, en el que se piense en redensificación de los espacios, consideración a las áreas verdes aledañas y renovación de infraestructura.  Y la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) está a tiempo de cambiar su modelo, asegura Carmona.

Un nuevo modelo no implica esparcir la mancha urbana, pues hay oportunidad de densificar y así explotar áreas dentro de la urbe que aún lo permiten, explica el arquitecto y urbanista Alfredo Hidalgo Rasmussen.

La ZMG está a 60% de su capacidad de densidad de población, comenta el experto, y puede ampliarse más si la infraestructura se desarrolla a la par. La densificación es posible a través de la utilización de los espacios disponibles para un crecimiento horizontal y posteriormente vertical, todo ello apegado a una organización urbana.

También se podría apostar por la verticalidad, pero no es la solución final. La alternativa es explotar las ciudades medias para que generen su propia zona metropolitana, en un desarrollo urbano ordenado y que la población no se concentre a las orillas de la ciudad.

Actualmente no hay un inventario de infraestructura y hay sistemas que tienen desde 10 hasta 60 años de antigüedad. Para renovarlos son necesarios mínimo de seis a siete mil millones de pesos, explica el secretario estatal.

El siglo XX, el boom

El mayor crecimiento de la mancha urbana de Guadalajara se da en la segunda mitad del siglo XX, cuando surgen nuevas centralidades, es decir,  puntos de concentración económica como lo fue Plaza del Sol durante los años sesenta.

Con las nuevas centralidades, la conexión con el Centro “ya no es tan importante, y la ciudad en lugar de crecer de manera continua, lo hace de forma discontinua, es decir, a saltos, y se empieza a dejar pedazos de suelos sin construir, esto está acompañado con el boom del sistema de transporte”, explica la doctora en Arquitectura y Urbanismo y académica de la Universidad de Guadalajara, Adriana Olivares González.

Para la directora del Museo de la Ciudad y especialista en restauración, Mónica del Arenal, el siglo XX ha sido el momento de mayor expansión de Guadalajara, ya que se unió “el desarrollo industrial con el comercial”.

En 1800 la mancha urbana “creció pegada a la ciudad  y casa por casa”, dice Olivares González. Este modelo se rompe a principios del siglo XX, cuando se desarrollan los primeros fraccionamientos que son el inicio de la planeación urbana.

Pero es con los nuevos desarrollos de finales del siglo XX que comienza “un consumo  masivo de suelo, vinculado a nuevas formas de entender el confort, relacionado con cuestiones ecológicas y con la necesidad de estar próximo a la naturaleza. Eso genera un gran consumo de suelo y a la gente no le interesa tardar más tiempo en llegar a su trabajo”, comenta la profesora de la Universidad de Guadalajara.

EL DATO
Crecimiento sostenido


1950: Tres mil hectáreas.  446 mil 278 habitantes. La densidad promedio era de 163 habitantes por hectárea.

1970: 10 mil 996 mil hectáreas. Un millón 517 mil 343 habitantes.  La densidad promedio era de 140 habitantes por hectárea.

1980: 23 mil 695 hectáreas. Dos millones 244 mil 715 habitantes. La densidad promedio era de 98 habitantes por hectárea.

1990: 32 mil 804 hectáreas. Dos millones 870 mil 417 habitantes. La densidad promedio era de 91 habitantes por hectárea.

2010: 64 mil 102 hectáreas. Cuatro millones 434 mil 252 habitantes. La densidad promedio era de 68 habitantes por hectárea.

Proyección hacia 2030: 88 mil 491 hectáreas. Seis millones 236 mil 375 habitantes. LA densidad promedio será de 70 habitantes por hectárea.

BARRERAS NATURALES

El crecimiento horizontal de las zonas urbanas en Guadalajara tiene un límite que el medio ambiente ha trazado, y que eventualmente será alcanzado: sus áreas naturales. Las barreras que, ya sea por un decreto de Área Natural Protegida (ANP), o por ordenamiento territorial del municipio, están “blindadas” y, en la teoría, evitan que la mancha urbana gane más espacio a la naturaleza.

Así, la ciudad está resguardada por el Bosque La Primavera, la Barranca de Huentitán y el Cerro Viejo; el primero cuenta ya con un decreto federal que impide la depredación de arbolado para aumentar los asentamientos urbanos, en tanto que los dos últimos cuentan con protección municipal, trazada en planes de ordenamiento ecológico.

Los ríos Verde y Santiago, y el Cerro de la Reina, en Tonalá, también son parte de los límites naturales de esta ciudad; las reservas forestales de El Nixticuil y El Diente se suman a la lista: ésos son los límites a los que puede llegar la expansión horizontal de la metrópoli.

Según el director de Planeación y Desarrollo Sustentable de la Semades, Antonio Ordorica Hermosillo, la ubicación estratégica de Guadalajara no basta para asegurar un crecimiento ordenado y que aproveche los servicios ambientales de estos ecosistemas.

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