Jalisco

De Tlajomulco a Jocotepec. ¡Alerta!

CITA EN LA CIUDAD

Cuando apenas el Lago Chapala se empieza a recuperar y a abandonar el estado de coma en el que estaba, la vorágine inmobiliaria y la inexplicable concesión de la autoridad, pone en el horizonte un nuevo ingrediente a las contradicciones que ha sufrido la ribera: los nuevos desarrollos habitacionales de alta densidad.

En Guadalajara son cada vez más las voces que cuestionan el estado al que nos ha llevado el desordenado crecimiento inmobiliario. Hace unos días se publicó en El Informador un informe del director del Centro de Estudios e Investigaciones del Transporte, Francisco Romero Pérez, donde afirma que “en los últimos tres años en Tlajomulco se han dado permisos por más de seis mil hectáreas, lo que representa una décima parte de la ciudad de Guadalajara”, ilustrándonos  acerca de cómo la explotación indiscriminada de áreas habitacionales sin mediar las consecuencias y sin generar infraestructura adecuada, nos deja una ciudad con enormes problemas , de los que la Avenida López Mateos es un testigo irrefutable.

A principios de febrero de este año, el vaso lacustre fue  distinguido al incorporarlo a Lista de los Sitios de Importancia Internacional Ramsar (1). El comunicado que a propósito de esa distinción hace la Secretaría  Estatal de Medio Ambiente señala:  “El reconocimiento internacional al Lago de Chapala, contribuye a su protección, uso sustentable, restauración y gestión integral para beneficio, y no solamente al sistema ambiental regional, sino también a un desarrollo regional sustentable. Asimismo, propicia un esfuerzo intersectorial para el ordenamiento de las actividades económicas, sociales y ambientales”.

Cuando hace apenas un par de años el Lago Chapala agonizaba, una serie de circunstancias climatológicas, acciones positivas de autoridades y la presión ciudadana, lograron coincidir trayendo consigo la recuperación de una de las zonas más atractivas del estado y del país, que cuenta con la presencia de una  comunidad extranjera  de significado económico y cultural, así como la visita de cientos de tapatíos el fin de semana con una derrama económica importante.

Cabe distinguir el atinado esfuerzo hecho en los malecones de Chapala y Jocotepec.

La recuperación y fortalecimiento del espacio público a través de intervenciones incluyentes y con una amplia oferta de actividades para habitantes y visitantes no debería de empañarse con el desarrollo de cotos al más puro estilo Tlajomulco  ( 1200 o 1800 casas por fraccionamiento en Jocotepec). Ya se  observa como se empieza a saturar la única vialidad entre Chapala y Jocotepec , carretera de un carril por sentido que en poco tiempo será intransitable. Pero esa densidad de vivienda generará además de los problemas viales, demanda de agua, más basura y desechos que terminaran deteriorando el ambiente y particularmente el Lago. Cuando esto ocurra, las esperanzas en sustentar el mayor lago de México y solucionar la movilidad al mismo tiempo, serán imposibles, lo que  ahuyentará a quienes ahora viven o visitan la zona. Habremos perdido la batalla.

Hoy todavía se puede hacer algo para evitar esta  crónica de una muerte anunciada, si detenemos nuevos asentamientos de alta densidad en base a un plan regulador  sustentable para la ribera.
Aun estamos a tiempo de no repetir los mismos errores de Tlajomulco en Jocotepec, antes de un juicio ciudadano y generacional lapidario.

(1) Según se explica en su sitio oficial, La Convención sobre los Humedales, firmada en Ramsar, Irán, en 1971, es un tratado intergubernamental que sirve de marco para la acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y uso racional de los humedales y sus recursos.
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