Jalisco

¿Cuánto vale un árbol?

En tres patadas por Diego Petersen Farah

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¿Cuánto cuesta tumbar un árbol? Lo que se le ocurra al encargado de ecología, medio ambiente o parques y jardines en turno. ¿Cuánto vale un árbol? Todo y nada. Ahora sí que depende de la forma de medirlos y cada uno generará su propia lógica de valor. Hay tres formas de medirlo y no porque sean formas socialmente aceptadas, sino nomás por el afán de medir el daño que se hace cuando se tira un árbol.

La primera es el tamaño de la mordida. ¿Cuánto por dejarme tumbar ese árbol? Y la cartera es medida. Es el equivalente a tasar la vida humana en términos de lo que cobra un gatillero por matar a una persona. Si el “muertito” lo andan cobrando hasta en 10 mil pesos cuando hay poco jale, ése es el valor de mercado de una vida humana.
El de un árbol anda entre dos mil y cinco mil, ahora sí que depende del hambre del funcionario que expide el permiso. La lógica del mercado implica también el terreno que se gana. Si por tumbar el árbol hay que dar una mordida pequeña en relación con el costo del metro cuadrado de un terreno que se usará para generar cajones de estacionamiento, la lógica criminal tiene doble satisfactor.

Otra forma de medirlo es por lo que produce. Un árbol tiene una capacidad X de convertir bióxido de carbono en oxígeno. En esta lógica, un árbol adulto de 30 ó 40 años tiene un valor ecológico totalmente distinto al que tiene un árbol nuevo. Por eso las legislaciones en materia de ecología hablan de sustitución de biomasa, no de tumbar un árbol y sembrar cinco o 10 nuevos. Lo que importa no es el número de árboles sino la capacidad de prestación de servicios ambientales.

La tercera forma de medición es mucho menos concreta pero no menos real. Un árbol vale por lo que es en sí mismo, un ser vivo que a su vez genera vida. Es parte de un sistema ecológico, de un paisaje y de una forma de vida. No podemos decir que vale lo mismo que una vida humana, pero es tan vida una como la otra.

Ponerle precio de mordida a una árbol es una actitud tan mercenaria como el del gatillero; el problema es que los que autorizan el derribo de árboles “por una corta” son además funcionarios municipales, da igual de qué partido. Igual le dieron baje a dos jacarandas de más de 30 años en la calle Jacarandas en Zapopan, para abrir espacio a unas cocheras, que en Chapala, en la calle de Lourdes y Niza, donde derrumbaron salvajemente un zalate de más de 40 años para “ganar” terreno. Casos como estos suceden todos los días sin que exista sanción alguna.

¿Cuánto vale un árbol? Ahora sí que como diría el maestro José Alfredo, igual que la vida: nada.

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