Jalisco
—Corolario
Obispos mexicanos se pronunciaron en de la Iglesia sobre esos temas... pero ninguna en el plan de ofender a los homosexuales
Por la otra, más obispos mexicanos se pronunciaron en sintonía con la posición inconmovible de la Iglesia sobre esos temas... pero ninguna en el plan de ofender a los homosexuales o de insinuar corrupción de los ministros de la Suprema Corte de Justicia que convalidaron la constitucionalidad de las recientes reformas al Código Civil del Distrito Federal al respecto.
—II—
Como mero ejercicio dialéctico, fue interesante entresacar algunos párrafos de la “Constitución Lumen Gentium” (Luz del Mundo), del Concilio Ecuménico Vaticano II, sobre la función de la Iglesia en la Tierra...
De entrada, plantea la intención de “iluminar a todos los hombres”. Después alude a los sucesores de los apóstoles, que en este mundo sirven, “como piedras vivas”, para edificar “la ciudad de Dios”. Habla de que la Iglesia “está fortalecida, con la virtud del Señor Resucitado, para triunfar, con paciencia y caridad (no con calumnias ni con ofensas, pues), de sus aflicciones y de sus dificultades”. Habla del Pueblo de Dios: “Este pueblo mesiánico (...), aunque no incluya a todos los hombres actualmente y con frecuencia parezca una grey pequeña, es, sin embargo, para todo el género humano, un germen segurísimo de unidad, de esperanza y de salvación”; (no de discordia ni desunión, pues). Advierte: “No se salva (...) quien, no perseverando en la caridad, permanece en el seno de la Iglesia ‘en cuerpo’, mas no ‘en corazón’”. Agrega:
“El obispo, enviado por el Padre de familias a gobernar a su familia, tenga siempre ante los ojos el ejemplo del Buen Pastor, que vino no a ser servido, sino a servir (...). Tomado de entre los hombres y rodeado él mismo de flaquezas, puede apiadarse de los ignorantes y equivocados (...), creyendo aquello que leen cuando meditan la ley del Señor, enseñando aquello que creen, imitando lo que enseñan”.
—II—
Colofón: al que le venga el saco, que se lo ponga. (“Y al que no —como decía el celebérrimo alcalde de Lagos—..., que no”).
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