Jalisco

Condenada y en ayunas

Abrí la puerta y atendí a una desmañanada retórica sobre el fin del mundo

Los tiempos violentos, ensayados por Tarantino en su película de igual nombre, suenan a título de melodía romántica, si se les compara con los aciagos días que han venido convulsionando a nuestra ciudad. Pero nunca imaginé que tan revoltoso punto sería también tema y pretexto para que un madrugador agorero, de ésos que en nombre de Dios espantan al prójimo con sus apocalípticas premoniciones, se pegara sobre el timbre de mi casa, hasta conseguir que sus moradores se manifestaran, en pleno domingo y a tempranísimas horas.

No ignoro que un día voy a morir y que mi contabilidad terrenal será auditada por el patrón celestial para ver si califico como nueva habitante en sus dominios. También estoy al tanto y confío en que el tambache de méritos que logre reunir hasta entonces sobrepase al de mis debilidades y manías, para hacerme acreedora de un rincón en la memoria de quienes me han rodeado en diversas etapas de mi vida.

Aunque la inmortalidad no figura entre mis planes, no me cuadra ni tantito que me hagan abandonar la cama el único día que puedo hacerlo a la hora que me da la gana, para venirme a decir que por la violencia desatada en la actualidad, no sólo podría yo engrosar en cualquier momento el rubro de daño colateral, sino que tan infausta coyuntura me podría agarrar sin haber saldado mis cuentas pendientes con la humanidad, porque con los bancos no me alcanzarían tres reencarnaciones más, pero ésas no cuentan como pecados, ni siquiera veniales.

De manera que, aún contrariada por la insistencia que se volvió impertinencia, abrí la puerta y atendí a su desmañanada retórica sobre el fin del mundo, aunque los argumentos que empleó para sustentar su proximidad me parecieron tan gelatinosos, como los discursos oficiales sobre lo bien que vamos y lo óptimo que estamos.

Las alusiones que el vocero del Armagedón hizo a los textos bíblicos, y que tradujo como presagios más funestos que el probable regreso del tricolor al poder, me hicieron tanta gracia como sus terribles conjeturas sobre lo que sobrevendrá si persistimos en nuestra soberbia tecnológica y nuestra necedad computarizada que nos ha vuelto pasto de los entes malignos que utilizan el ciberespacio con el único fin de procurar nuestra perdición.

Pero que el desdichado aunque ilustrado sujeto me levantara al despuntar el alba, para soltarme en ayunas sus apreciaciones sobre mi venerable edad y la sugerencia de que es un buen momento para comenzar a ordenar mi tilichero existencial, fue más de lo que mi desvelado espíritu podía tolerar. Así que, si este mundo disoluto tiene sus días contados, a punto estuvo el inopinado emisario de empezar a resumir los propios.

Que Dios me perdone o me haga perdedizas mis malsanas intenciones de correr a su iluminado mensajero a revistazos, pero podría apostar que, si el susodicho dudaba de que el maligno danza a nuestro alrededor, ese día se enteró que, además, toma la forma de una doña ojerosa, greñuda, en pijama y endiabladamente ofendida por sus apreciaciones.

patyblue100@yahoo.com
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