Jalisco
Cita en la ciudad
Buenas obras, buen regalo
La ciudad también tiene sus días buenos. Las celebraciones del aniversario de su fundación son un buen momento para hacer fiesta en distintos sitios, recuperar el uso de espacios públicos subutilizados, montar exposiciones en museos, charlas, actividades deportivas y algunos otros eventos, que bajo el pretexto de la celebración, permiten mostrar las mejores galas en actividades mayoritariamente pasajeras.
Cada año hay fiestas y conciertos, actividades que se agradecen y son disfrutadas por miles de tapatíos, pero ¿qué queda a la ciudad después de su fiesta de cumpleaños? ¿Qué regalo le damos?
Guadalajara, con 468 años cumplidos este 14 de febrero, ¿en qué etapa de su “vida” se encuentra? Si tuviéramos que juzgar por el tiempo transcurrido y la historia por la que ha pasado, se trata de una ciudad madura, pero si tuviéramos que evaluarla por la forma en que trata sus recursos o su patrimonio, su irresponsabilidad sería peor que la de un rebelde adolescente.
El desbordado crecimiento periférico sin control, la ubicaría como una ciudad obesa, y la falta de ideas y acciones acerca de como redensificar sus zonas centrales, la deja en un estado de ciudad “hueca”. Si consideramos su clima, es una ciudad con suerte, y si además vemos a su gente, es una ciudad con calor humano.
Esta ciudad multifacética se enfrenta hoy a enormes retos mientras es celebrada y, al albor de las nuevas administraciones, es seducida con promesas. El agua, el transporte, la seguridad, el ordenamiento del territorio, la planeación... son algunos de los grandes temas que llenan la lista de pendientes. Como quien tienen grandes necesidades, el pretexto de la celebración y la fiesta, pueden ser también momentos para “cubrir faltantes”. En unos meses estaremos celebrando también el Centenario de la Revolución y el Bicentenario de la Independencia, ¿será también pura fiesta?
Desde hace un par de años ya se habla de este festejo, entonces se enlistaron una serie de proyectos emblemáticos para la ciudad, los cuales quedarían como testimonio de esta significativa fecha. Casi nada se ha hecho, y si seguimos así, parece que muy poco (o nada) del patrimonio edificado será heredado. El paso de esta generación ante conmemoraciones importantes aportará poco a la historia; las fiestas escasamente durarán en la memoria colectiva.
Un amigo escribió en su blog, en un interesante episodio de un largo viaje: “Lo único que tengo en abundancia es tiempo”, un activo importante para su fantástica aventura (otro buen amigo decía “hay más tiempo que vida”, y fue cierto). La gestión de la ciudad aparentemente carece de tiempo y hasta de dinero; las cosas se hacen rápido y sin recursos, aunque al final demoran y cuestan más. Cuando vemos la obra pública, parece que lo que tenemos en abundancia es tiempo y dinero, de ser así, ¡qué fantásticas obras e infraestructura podríamos tener!… “Dime cómo es tu ciudad y te diré quién eres”.
Vicente Gullart, arquitecto catalán en su vista a Guadalajara en el marco de Com:plot 2007, decía que las ciudades que no tienen patrimonio arquitectónico y urbano, o que por diversas razones han perdido una parte importante –Guadalajara estaría en ese caso– deberían luchar por construir patrimonio a través de cada obra que se hace. Este reto demanda que cada proyecto que se edifique se haga bien, con calidad, con sentido común, con creatividad; sólo así será un verdadero aporte a la ciudad. Hay que intentarlo, aunque sea sólo para regalárselo en su cumpleaños.
alfredo@infotectura.org
Síguenos en