Jalisco
Cita en la ciudad
Del Parque Morelos a El Bajío
Hasta hace algunos meses, la Villa parecía instalada en el Parque Morelos (había coqueteado antes con la Barranca y el Agua Azul), y cuando parecía que se había afincado venciendo complicados obstáculos, el proyecto original fue cancelado en ese sitio y comenzó de nuevo su peregrinar. El Cerro del Cuatro, Tesistán, El Disparate, entre otros, mostraron sus atributos para recibir tan codiciado desarrollo. El “ganón” entonces fue El Bajío, donde ahora parece que se ha establecido; sin embargo, persisten inconvenientes que no permiten a sus promotores cantar victoria.
El traslado desde el Parque Morelos hasta El Bajío de este proyecto sui generis, es también la ruta que seguirán los participantes en la tercera edición de “Camina por Guadalajara” el próximo 14 de febrero. Este evento al que convocan una serie de organizaciones ciudadanas, es al igual que aquellos que promueven el ciclismo urbano, una iniciativa en pro de la movilidad no motorizada así como de la identificación y re-cualificación de los espacios públicos.
Cada edición de la caminata ha aportado algo más al ya interesante acto de atravesar la ciudad caminando: ejercicios de observación, documentación y hasta intervenciones en el espacio público han sido el material extra en estos ejercicios, por lo que la ruta propuesta sugiere importantes reflexiones para Guadalajara, precisamente el día que cumple 468 años de su fundación.
Al margen de las complicaciones en la iniciativa de la Villa –que tienen que ver sobre todo con la mala gestión y la falta de planeación en un desarrollo que en su origen podía haber sido muy bueno para la ciudad–, el peregrinaje de este proyecto es también el reflejo del desafortunado destino de Guadalajara, de los asuntos públicos que transforman la ciudad.
El cambio de ubicación es sintomático, coincide con la ruta geográfica del proceso de des-densificación que ha sufrido nuestra ciudad, donde se ha fortalecido de manera desproporcionada el desarrollo de vivienda en la periferia.
Este hecho, según expertos en asuntos metropolitanos, se debe a dos fenómenos: uno, la ciudad central, formal y que en algún momento fue densa, no ofrece las oportunidades suficientes y adecuadas; dos, “el mantenimiento de la política habitacional institucional, caracterizada por la creación de conjuntos habitacionales de diversos tamaños que por razones de mercado del suelo, se localizan en la periferia alejada de las áreas consolidadas”. (Alfonso Iracheta).
Lo que acontece en la estructura socio-urbana entre el Centro y los bordes de la ciudad, es el resultado del crecimiento no planeado de metrópolis que, como la nuestra, no han encontrado mecanismos de regular el desarrollo en el territorio.
Este trayecto nos muestra que los lugares donde habitamos la ciudad no sólo tienen que ver con las casas o departamentos, sino que los espacios públicos, tanto los físicos como los de los acontecimientos, también van marcando los modos de vivir. El comercio informal, la falta de regulación, las modificaciones de usos de suelo, la falta de consenso con los vecinos o hasta el violentar, a través de decisiones autoritarias, el resguardo de las áreas verdes, son asuntos públicos que a la larga determinan nuestra forma de vivir en la ciudad.
Hoy, desde la experiencia y participación ciudadana, se construye un modelo de ciudad que pretende dejar de improvisar y aplicar al menos el sentido común.
Caminar es reconocer, es dialogar, proponer. Ojalá que quienes tienen poder de decisión en temas urbanos se sumen a esta iniciativa. ¿Por qué no pasar de la metáfora de caminar juntos a la propuesta literal de que lo hagamos?
Por ahora ya no será un fantasma, sino cientos de ciudadanos quienes recorrerán Guadalajara.
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