Jalisco

Cita en la ciudad

Por : Alfredo Hidalgo Rasmussen

El camellón de Chapultepec se llenó de gente. Espectáculos infantiles, comercio, cine y música, nos hicieron pensar por unas horas que en nuestra ciudad se puede caminar y disfrutar de sus espacios abiertos, como una oferta sabatina infinitamente mejor a los centros comerciales.
La cantidad de gente que se dio cita el sábado 25 de julio en la “reapertura del paseo Chapultepec” le dio vida a un espacio recientemente remodelado. El lugar que desde hace semanas ya lucia casi terminado, se convirtió en espacio público, no cuando se remodeló, sino cuando de nuevo los ciudadanos volvieron a usarlo y a convertirlo en lugar de encuentro.
Hoy que nuestra ciudad sufre la tormenta (des)informativa sobre los destinos de grandes obras en nuestra metrópoli, cuando no tenemos certeza a través de los actos y proyectos que evidencian diferencias entre demandas ciudadanas y acciones de gobierno acerca de cuál es el modelo de ciudad a la que aspiramos, vale la pena detenernos en cosas simples y tratar de entender qué es lo verdaderamente importante.

El caso del paseo Chapultepec, resulta interesante -como es también la rehabilitación de banquetas en el Centro Histórico-, no por su resultado formal, sino por lo que ahí acontece. Su condición de territorio público heredado, que había sido un lugar agradable de intenso uso ciudadano, volvió a mostrar las bondades de verse lleno de paseantes.

Si analizamos el paseo, basados en que “La calidad del espacio público se podrá evaluar sobre todo por la intensidad y la calidad de las relaciones sociales que facilita, por su capacidad de acoger y mezclar distintos grupos y comportamientos, y por su capacidad de estimular la identificación simbólica, la expresión y la integración cultural” (Segovia & Dascal 2000), entonces podríamos decir, a partir de lo visto ese sábado, que es un espacio público de calidad; sin embargo si lo vemos cualquier otro día de la semana, cuando no hay eventos programados por las áreas de Cultura del Ayuntamiento de Guadalajara y Gobierno del Estado, la conclusión sería que no se trata de un espacio público de calidad.

La diferencia entre el resultado de la evaluación de el mismo espacio en dos momentos distintos, tiene que ver con el uso. No se trata de estar todos los días armando eventos e invitando paseantes, sino por el contrario más que remodelaciones y arreglos al interior, se requiere trabajar sus perímetros, es ahí donde se debe generar de manera natural y cotidiana las actividades que demanden el uso de la parte central como el espacio público lineal correspondiente.

La reciente remodelación del camellón, es la parte menos urgente de todo el corredor. Si consideramos que el paseo Chapultepec es un referente de nuestra ciudad y de la construcción de ciudadanía en el espacio público, entonces se tiene que terminar adecuadamente. No podemos imaginar que toda la inversión fue para contener un espacio a través de grandes y estorbosas jardineras, para que los responsables de cultura de la ciudad inventen actividades. Por el contrario, el proyecto se debe completar a partir del modelo de ciudad basado en la resignificación de sus espacios públicos, pensando en el peatón e impulsando la movilidad no motorizada. Bajo esta idea se requiere rehabilitar y ampliar las banquetas así como incorporar una ciclovía.

 El automóvil perderá un carril y estacionamientos, pero sus conductores y sus hijos, ganarán espacios para caminar y convivir. En el aspecto de planeación, es fundamental estudiar una estrategia de usos de suelo que regule y promueva giros que fortalezcan y se relacionen con el espacio público rehabilitado; quedan muchas cosas por hacer, se trata de un esfuerzo de autoridades y ciudadanos, solo así resignificaremos éste y muchos espacios en nuestra ciudad. No nos quedemos otra vez a mitad del camino.

alfredo@infotectura.org
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