Jalisco

Ceremonia de niños: los que murieron y los que cantaron

Infantes y autoridades rememoran el aniversario número 166 de la Gesta Heroica de los Niños Héroes, en Guadalajara

GUADALAJARA, JALISCO (13/SEP/2013).- En lugar de carros hubo sillas. En lugar de los múltiples alaridos del claxon, los sonidos provinieron de las trompetas militares. La mañana en el cruce de las avenidas Chapultepec y Niños Héroes fue anormal: la circulación vehicular limitada, niños presentes que fueron sacados del salón de clase y autoridades de todos los niveles de Gobierno atendiendo los protocolos.

El motivo: el aniversario número 166 de la Gesta Heroica de los Niños Héroes. Por ese motivo se eligió el lugar, en donde está el monumento dedicado a los próceres.

El presídium, que quedó de frente al monumento, estuvo integrado por autoridades militares, municipales y estatales, encabezados por el secretario general de Gobierno, Arturo Zamora. A un costado fueron puestas las gradas en donde se acomodaron los niños de primaria, vestidos unos de rojo y otros de blanco, prácticamente todos con una pequeña bandera mexicana que agitaban constantemente, ya sea porque así se los habían indicado o para paliar el aburrimiento que externaban durante los discursos.

Al centro de todo estaban los soldados. Firmes. Con la frente en alto. Haciendo sonar las botas negras. Y hasta sacándole un susto al público: al momento de hacer sonar la fusilería como parte del homenaje, la reacción general fue pegar un brinco casi imperceptible por el estruendo.

Más que hablar, los que hicieron uso del micrófono gritaron sus discursos. Dos hombres que limpiaban vidrios a varios metros de altura en un edificio contiguo, escucharon así a Arturo Zamora hablando sobre un hombre lanzándose al vacío con una bandera; otras personas también aprovecharon su estancia en uno de los departamentos cercanos para ver la ceremonia desde puntos privilegiados.

Casi para terminar el evento, los integrantes del presídium caminaron hasta el monumento para hacer la ofrenda floral. Lo último fue un niño de primaria, ataviado con su suéter rojo, cantando desafinadamente -pero eso sí, sin intimidarse con todas las miradas encima- el himno del Colegio Militar. Al final todos aplaudieron, se levantaron y se dirigieron hacia el camellón para ver la exposición fotográfica sobre el Ejercito Mexicano. Al pasar de los minutos, las avenidas Chapultepec y Niños Héroes volvieron a su normalidad cotidiana.
 
EL INFORMADOR/ ROBERTO MEDINA
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