Jalisco
Celebran misa conmemorativa a 20 años de la tragedia
Salvador Caro estuvo presente en la ceremonia de commemoración de la tragedia del 22 de abril y dejó una corona en la Estela contra el olvido
GUADALAJARA, JALISCO (22/ABR/2012).- Que las heridas de los sobrevivientes se curen; las almas de los muertos se salven; y los culpables "reconstruyan el daño que hicieron", se pidió en la misa conmemorativa de las 10:30 de la mañana en el templo de San Sebastián Analco, hora en la que hace 20 años, 14 kilómetros de Guadalajara se volvieron escombro, caos, dolor.
De las planillas de candidatos asistió Salvador Caro, del Movimiento Ciudadano, quien dejó una corona en la Estela contra el olvido, en la plaza San Sebastián, con su nombre y el de Enrique Alfaro.
"Cuando nosotros estuvimos en la 56 legislatura nos dimos cuenta que eran más, lamentablemente nunca tuvimos herramientas para presentarlas", dice Caro, que en dicha legislatura era diputado por el PRI.
A la acción de gracias acudieron algunos de quienes vivieron el infierno de aquel 22 de abril, mas no así autoridades locales y estatales, como otrora lo hacían.
"Como ya van de salida ya no les importa salir en la foto, además quedaron muy mal parados con su actitud, con sus mentiras, sus engaños, yo creo que ahorita les conviene más estar lejos que estar cerca", exclama Ana Lilia Ruiz, presidenta de la asociación 22 de abril, y sobreviviente.
Insistió en que los culpables fueron el gobierno estatal, encabezado entonces por Guillermo Cosío Vidaurri, y el federal, que presidía Carlos Salinas de Gortari. Además, él y la señora Ana Lilia coinciden en la indignación por la cifra oficial de muertes por las 10 explosiones: 210 personas.
"Un dato lo dice el Semefo, donde dijo Rivas Souza que hubo cuerpos sin reconocer, así como partes humanas, además de que en el CODE (donde se colectaron las víctimas) hubo más de 700 cuerpos, que no supimos adónde fueron a parar, tan no es real (la cifra oficial) que ellos mismos la han cambiado en tres ocasiones", reclama Ruiz, quien perdió una pierna tras la desgracia de aquél día.
Hoy, a 20 años, el día se pinta de rojo, no hay lugar para el desdén, aunque algunos así lo quieran. El sabor de boca en los testigos es de impunidad, negligencia. "Seguimos esperando justicia, no perdemos la esperanza, y si no llega, ya no será culpa nuestra, cuando desaparezcamos de esta vida, los responsables tendrán que pagar esos karmas".
La conmemoración sigue con la develación de un mural y una placa en la misma plaza, que nombra a la fuente Estela contra el olvido, su agua bulle en rojo.
EL INFORMADOR/ VIOLETA MELÉNDEZ
De las planillas de candidatos asistió Salvador Caro, del Movimiento Ciudadano, quien dejó una corona en la Estela contra el olvido, en la plaza San Sebastián, con su nombre y el de Enrique Alfaro.
"Cuando nosotros estuvimos en la 56 legislatura nos dimos cuenta que eran más, lamentablemente nunca tuvimos herramientas para presentarlas", dice Caro, que en dicha legislatura era diputado por el PRI.
A la acción de gracias acudieron algunos de quienes vivieron el infierno de aquel 22 de abril, mas no así autoridades locales y estatales, como otrora lo hacían.
"Como ya van de salida ya no les importa salir en la foto, además quedaron muy mal parados con su actitud, con sus mentiras, sus engaños, yo creo que ahorita les conviene más estar lejos que estar cerca", exclama Ana Lilia Ruiz, presidenta de la asociación 22 de abril, y sobreviviente.
Insistió en que los culpables fueron el gobierno estatal, encabezado entonces por Guillermo Cosío Vidaurri, y el federal, que presidía Carlos Salinas de Gortari. Además, él y la señora Ana Lilia coinciden en la indignación por la cifra oficial de muertes por las 10 explosiones: 210 personas.
"Un dato lo dice el Semefo, donde dijo Rivas Souza que hubo cuerpos sin reconocer, así como partes humanas, además de que en el CODE (donde se colectaron las víctimas) hubo más de 700 cuerpos, que no supimos adónde fueron a parar, tan no es real (la cifra oficial) que ellos mismos la han cambiado en tres ocasiones", reclama Ruiz, quien perdió una pierna tras la desgracia de aquél día.
Hoy, a 20 años, el día se pinta de rojo, no hay lugar para el desdén, aunque algunos así lo quieran. El sabor de boca en los testigos es de impunidad, negligencia. "Seguimos esperando justicia, no perdemos la esperanza, y si no llega, ya no será culpa nuestra, cuando desaparezcamos de esta vida, los responsables tendrán que pagar esos karmas".
La conmemoración sigue con la develación de un mural y una placa en la misma plaza, que nombra a la fuente Estela contra el olvido, su agua bulle en rojo.
EL INFORMADOR/ VIOLETA MELÉNDEZ
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