Jalisco
Cajititlán renueva su devoción multitudinaria a los Reyes Magos
Cientos de personas se dan cita en el Malecón para la festividad
CAJITITLÁN, JALISCO (07/ENE/2012).- Decenas de niños disfrazados de alguno de los tres Reyes Magos caminan por las calles empedradas de Cajititlán. Van de la mano de sus papás viendo más de un centenar de puestos de carnitas, gorditas y tacos; de juguetes, de las tradicionales roscas de reyes, de tejuino, charales y demás comida, que han invadido las vías aledañas al Templo de los Santos Reyes y al renovado malecón de la Laguna de Cajititlán. Entre el tumulto de personas el objetivo es llegar al altar donde están las figuras de Melchor, Gaspar y Baltazar.
Están frente a ellos. Sus papás los abrazan para que los vean mejor. En uno de los pilares del templo hay un letrero que dice “tocamientos sólo menores de tres años”. José, un joven de 17 años le pregunta cuántos años tiene a Daniel. Él levanta la mano y extiende sus cinco deditos. Su mamá le cierra el puño, entonces le quita la chamarra. Carmelita, de 80 años, quien junto con José se encarga de controlar que sólo niños menores de 36 meses toquen las figuras, toma el suéter de Daniel y lo frota por el cuerpo de cada uno de los santos reyes; lo mismo hace con las carteras y bolsas que los devotos le entregan, pues según la tradición esto basta para atraer las bendiciones que fueron a llevarle al Niño Jesús, materializadas en oro, incienso y mirra.
Afuera del templo están erigidos los tres castillos de juegos pirotécnicos que representan a los Reyes.
En el atrio, Enrique Olguín se disfraza de Melchor. A sus 54 años no le importa que lo cesen de su trabajo, para él es más importante demostrarle su fe a los magos y agradecerles por los favores que le han cumplido, como que “un día como este me hayan dado un hijo”.
Están frente a ellos. Sus papás los abrazan para que los vean mejor. En uno de los pilares del templo hay un letrero que dice “tocamientos sólo menores de tres años”. José, un joven de 17 años le pregunta cuántos años tiene a Daniel. Él levanta la mano y extiende sus cinco deditos. Su mamá le cierra el puño, entonces le quita la chamarra. Carmelita, de 80 años, quien junto con José se encarga de controlar que sólo niños menores de 36 meses toquen las figuras, toma el suéter de Daniel y lo frota por el cuerpo de cada uno de los santos reyes; lo mismo hace con las carteras y bolsas que los devotos le entregan, pues según la tradición esto basta para atraer las bendiciones que fueron a llevarle al Niño Jesús, materializadas en oro, incienso y mirra.
Afuera del templo están erigidos los tres castillos de juegos pirotécnicos que representan a los Reyes.
En el atrio, Enrique Olguín se disfraza de Melchor. A sus 54 años no le importa que lo cesen de su trabajo, para él es más importante demostrarle su fe a los magos y agradecerles por los favores que le han cumplido, como que “un día como este me hayan dado un hijo”.
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