Jalisco
''Blackjack'' en las celdas de Puente Grande
En la penitenciaria, un cuarto que da abasto a 21 personas; hay solo un baño y solo una regadera
Son los internos quienes, para acercarse a un sentimiento de mayor comodidad durante su reclusión, deben hallar la forma de construir más literas individuales. Pero el reto verdadero no es mantenerlas firmes para que aguanten el peso de su dueño y de sus pertenencias; el desafío más grande es hacerlas caber en el pequeño cuarto que alguna firma les asignó como hogar en tanto su expediente toma forma.
La cifra más alta es de 15. Media treintena de literas "artesanales", o hechas a la medida, en un cuarto que da abasto a 21 personas. Donde hay solo un baño y solo una regadera. Donde seis personas obligadamente deben acostumbrarse a dormir en el suelo. Donde son creadas nuevas posiciones para hallar confort... Donde se piensa como imposible que más de 20 personas puedan dormir juntas.
"Pues sí se puede; debe poderse, no hay de otra", expone un tipo de tez clara que porta el característico uniforme blanco y beige del penal metropolitano. Su acento da prueba de una nacionalidad extranjera. Es Daniel Carluche, un argentino detenido en México hace siete años por el delito de robo, y a quien el tiempo sigue jugándole la de malas sin enviarle notificación de sentencia.
Habla de construir aditamentos para mejorar la estadía de todos en varias partes del núcleo penitenciario. Se dice artífice del progreso en la prisión preventiva. Habla mucho y siempre en un ánimo positivo. Mira a los ojos cuando habla con el extraño de la libreta que le pregunta insistentemente; el mismo que plasma en tinta negra lo que su voz dicta.
Junto a Carluche --Carluche solamente; allá sólo se usa un apellido, explica--, un hombre cuya edad no debe rebasar los 30 años, y quien deja todo el discurso al extranjero. Asiente de vez en cuando y ya. Ni una sola palabra de sus labios. Los hombres ataviados de negro que llegaron en montón al módulo en que vive le incomodan; es evidente. Pero él es el único de los 21 que vive ahí, y poco quiso hablar de su vivencia. El argentino sólo daba una explicación del lugar que no padece; él vive solo con seis personas más.
Mientras eso ocurre, los pasos de los diputados que hoy pidieron visitar Puente Grande siguen el curso de su recorrido. Abandonan la zona de dormitorios e igual sucede con la comitiva de metiches que, a falta de cámara en mano, plasman en libreta cuanto pueden ver y cuanto se puede hablar con los internos. "Oiga, ya se está yendo el grupo", apura un custodio. La visita continúa; pero no concluye aún...
EL INFORMADOR / ISAACK DE LOZA
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