Jalisco
Ayuntamiento usa banquetas para alojar comerciantes
En plena mañana, las amplias aceras de Ramón Corona pueden ser ocupadas por actividades comerciales informales
GUADALAJARA, JALISCO (22/ENE/2013).- Una de las vialidades con las mejores banquetas del Centro Histórico de Guadalajara, de las más amplias de todo el primer cuadro, Ramón Corona, rehabilitada durante la administración 2007-2009 precisamente para la priorización del peatón, es ahora utilizada para actividades de comercio informal bajo la tolerancia de la autoridad municipal tapatía.
El titular de la Dirección de Inspección y Vigilancia de Guadalajara, Salvador Orozco Santillán, explica el por qué:
“Esos (comerciantes) están ahí todavía porque son la consecuencia de aquellas primeras negociaciones que se hicieron para despejar la zona del Centro Histórico, y entonces se determinó el límite que primero fue en López Cotilla, después se recorrió a Madero, y de Madero hacia las plazas está tolerado”.
Es decir, las banquetas de Ramón Corona sirvieron como moneda de cambio en la negociación entre la autoridad y los grupos de ambulantes: estos se salieron de un primer polígono (San Felipe, al Norte; Donato Guerra y González Ortega, al Poniente; la avenida Juárez, al Sur; y Belén y Degollado, al Oriente. Y la Plaza Tapatía), pero sólo para invadir otra área pública que no está hecha para el comercio, sino para el caminante.
La dependencia municipal, además, está haciendo una aplicación selectiva de la reglamentación. En este caso, la norma que prohíbe el comercio en la vía pública dentro del Centro Histórico, no se hace valer porque se trata de productos artesanales, aunque está excepción no está prevista en el marco normativo municipal:
Cuando se le pregunta al director de Inspección si ya hay fecha para la aplicación cabal de la norma para la recuperación del espacio público, dice: “Todavía no, porque el proyecto es encontrar un espacio donde los artesanos auténticos puedan exponer y comerciar con lo que saben hacer. No hemos localizado el sitio”.
Ayer precisamente, durante el foro territorial convocado por el Ayuntamiento para escuchar a las asociaciones vecinales de las colonias que se encuentran en el distrito 1 Centro Metropolitano, para la consulta del Plan Municipal de Desarrollo, una de las principales exigencias ciudadanas fue precisamente que se hicieran valer los reglamentos.
Ramón de León, de la colonia Villaseñor, lo decía así: “más inspectores para todo”. Los vecinos se refirieron a la necesidad de aplicar los reglamentos sobre los tianguis, los ambulantes, la gente que deja basura en sus esquinas, los que pintan grafiti en propiedades ajenas, los que sacan a pasear a sus perros para ensuciar el espacio del otro, o el espacio de todos, etc.
Otro vecino de la colonia El Santuario Segunda Sección, Francisco José Fuentes Orozco, hizo énfasis sobre el ambulantaje que se ha venido tolerando por la autoridad, y de cómo llegó a recibir amenazas de los que estuvieron instalados en el andador Pedro Loza, también como producto de las negociaciones entre el municipio y los grupos a los que pertenecen.
Por lo pronto, es posible ver esta ocupación de las banquetas por actividades comerciales informales en el Centro Histórico en plena mañana.
EL INFORMADOR / LUIS HERRERA
El titular de la Dirección de Inspección y Vigilancia de Guadalajara, Salvador Orozco Santillán, explica el por qué:
“Esos (comerciantes) están ahí todavía porque son la consecuencia de aquellas primeras negociaciones que se hicieron para despejar la zona del Centro Histórico, y entonces se determinó el límite que primero fue en López Cotilla, después se recorrió a Madero, y de Madero hacia las plazas está tolerado”.
Es decir, las banquetas de Ramón Corona sirvieron como moneda de cambio en la negociación entre la autoridad y los grupos de ambulantes: estos se salieron de un primer polígono (San Felipe, al Norte; Donato Guerra y González Ortega, al Poniente; la avenida Juárez, al Sur; y Belén y Degollado, al Oriente. Y la Plaza Tapatía), pero sólo para invadir otra área pública que no está hecha para el comercio, sino para el caminante.
La dependencia municipal, además, está haciendo una aplicación selectiva de la reglamentación. En este caso, la norma que prohíbe el comercio en la vía pública dentro del Centro Histórico, no se hace valer porque se trata de productos artesanales, aunque está excepción no está prevista en el marco normativo municipal:
Cuando se le pregunta al director de Inspección si ya hay fecha para la aplicación cabal de la norma para la recuperación del espacio público, dice: “Todavía no, porque el proyecto es encontrar un espacio donde los artesanos auténticos puedan exponer y comerciar con lo que saben hacer. No hemos localizado el sitio”.
Ayer precisamente, durante el foro territorial convocado por el Ayuntamiento para escuchar a las asociaciones vecinales de las colonias que se encuentran en el distrito 1 Centro Metropolitano, para la consulta del Plan Municipal de Desarrollo, una de las principales exigencias ciudadanas fue precisamente que se hicieran valer los reglamentos.
Ramón de León, de la colonia Villaseñor, lo decía así: “más inspectores para todo”. Los vecinos se refirieron a la necesidad de aplicar los reglamentos sobre los tianguis, los ambulantes, la gente que deja basura en sus esquinas, los que pintan grafiti en propiedades ajenas, los que sacan a pasear a sus perros para ensuciar el espacio del otro, o el espacio de todos, etc.
Otro vecino de la colonia El Santuario Segunda Sección, Francisco José Fuentes Orozco, hizo énfasis sobre el ambulantaje que se ha venido tolerando por la autoridad, y de cómo llegó a recibir amenazas de los que estuvieron instalados en el andador Pedro Loza, también como producto de las negociaciones entre el municipio y los grupos a los que pertenecen.
Por lo pronto, es posible ver esta ocupación de las banquetas por actividades comerciales informales en el Centro Histórico en plena mañana.
EL INFORMADOR / LUIS HERRERA
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