Jalisco

Aumenta venta informal de tortillas en tienditas

Los industriales reportan que ocho de cada 10 vendedores son irregulares y su principal objetivo es colocar sus productos en las abarroteras

GUADALAJARA, JALISCO (02/AGO/2016).- El presidente de Grupos Unidos de Industriales de la Masa y la Tortilla de Jalisco, Arturo Javier Solano Andalón, afirma que la venta informal de la tortilla amenaza a 20 mil empleos formales en la Entidad.

Informa que, de las siete mil tortillerías establecidas en Jalisco, 80% son irregulares y 20% formales. Destaca que de las irregulares reparten 55% de su producción en las tiendas de barrio, 30% directamente en las casas y 15% a través de la venta de mostrador.

El industrial resalta que la venta de tortillas en abarrotes y a domicilio se realiza sin control por parte de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), dependencia federal que, de acuerdo con la NOM-187-SSA1/SCFI-2002, es una de las instancias encargadas de verificar el etiquetado del producto que le daría claridad al cliente sobre el contenido y la información del fabricante.

Por su parte, Gabriela Vázquez Flores, delegada de la Profeco en el Estado, asegura que en lo que va del año han sancionado a 48 tortillerías por incrementar el precio injustificadamente, 10 por no exhibir los costos y dos por no entregar comprobantes de compra, pero también han inmovilizado 21 básculas por carecer de holograma de calibración.

Con respecto a las tiendas de abarrotes, la Profeco informó que hasta el momento ha realizado 21 supervisiones, pero no reportó infracciones.

Vázquez Flores resalta que los dueños de las tiendas que ofrecen tortillas en una bolsa de plástico, sin darle al comprador la información del comercializador y del proveedor del producto, pueden recibir una multa que va de los 462 a los tres millones 800 pesos, dependiendo de la intención, la violación y la capacidad de pago del responsable.

Durante un recorrido por el Centro tapatío, este medio de comunicación comprobó que la venta de tortillas en las tiendas de abarrotes se lleva a cabo en bolsas de plástico y sin ninguna especie de etiquetado por parte del productor.

En el caso de la venta de casa por casa, la funcionaria responde que revisar esta situación es responsabilidad de los municipios.

El coordinador del Consejo de Cámaras Industriales de Jalisco (CCIJ), Daniel Curiel Rodríguez, acentúa que está a favor de que estos negocios ofrezcan sus productos a domicilio, pues se tienen que adaptar a los cambios del mercado. Empero, agregó que si no cumplen con las normas de calidad e inocuidad se debe denunciar para que las autoridades atiendan el problema.

Los consumos

Según la última Encuesta Nacional Agropecuaria, hecha por el Inegi, cada habitante consume 188 kilogramos de maíz al año. Medio kilo por día, considerando diferentes presentaciones como son harinas, tortillas y botanas.

SE DEBE EXIGIR MARCA Y DATOS DEL PRODUCTO

Una tienda de abarrotes ubicada en Madero, entre Corona y 16 de Septiembre, ofrece tortillas que se mantienen tibias en el interior de una hielera azul. El joven parado detrás del mostrador dice que el medio kilo cuesta siete pesos.

Toma la moneda de 10 pesos y regresa tres. El comprador saca el paquete del interior de la hielera y revisa el plástico en el que se resguardan las tortillas. No hay etiqueta ni datos del productor y mucho menos fecha de caducidad.

La Norma Oficial Mexicana NOM-187-SSA1/SCFI-2002 señala que las tortillas deben contar con la marca, la denominación del producto, la declaración del contenido, el nombre y el domicilio del fabricante o importador y país de origen.

En la tienda que está sobre San Felipe, entre Avenida Alcalde y Liceo, sólo queda un paquete que carece de esta información. La señora cobra seis pesos con 50 centavos y le pide al cliente que cierre el contenedor.

Lo mismo sucede en otra tienda que se encuentra sobre San Felipe, una cuadra después de Alcalde, rumbo al Poniente. La gente que llega a este establecimiento sólo toma las tortillas y paga seis pesos con cincuenta centavos por cada paquete.  

La delegada de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en Jalisco, Gabriela Vázquez Flores, destaca que en las tiendas de abarrotes las tortillas deben estar debidamente empaquetadas y la etiqueta debe estar a la vista. De otro modo los encargados podrían ser sancionados.

“No pueden comercializar la tortilla nada más en una bolsa de plástico. Debe venir perfectamente quién la está comercializando y quién es el proveedor que las está distribuyendo en todos los puntos de venta”.

Apunta que la Profeco lleva a cabo un operativo permanente para checar que se cumplan estos requisitos. Sin embargo, en 2016 sólo han verificado 21 tiendas de abarrotes.

De acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas (DENUE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Jalisco hay 63 mil 326 unidades económicas de comercio al por menor de abarrotes y alimentos que dan trabajo hasta a 10 personas cada una. Son los principales clientes del comercio informal para la venta de tortillas.

De esos negocios, Guadalajara tiene 14 mil 210; Zapopan, ocho mil 293; Tonalá, tres mil 944; Tlajomulco, tres mil 160, y San Pedro Tlaquepaque, cinco mil 194.

Según el presidente de Grupos Unidos de Industriales de la Masa y la Tortilla de Jalisco, Arturo Javier Solano Andalón, la venta de tortillas en estos espacios representa el mayor problema para el sector organizado de esta industria.

“La venta de estos productos que se van a la tienda o a casa por casa, ese viene a ser para nosotros el cáncer de esta industria”.

Solano Andalón señala que la Secretaría de Economía y la Profeco deben revisar de mejor manera la distribución y el etiquetado de las tortillas para no poner en riesgo a la población y para generar mejores condiciones de competencia para los tortilleros de la Entidad.

Martín Romero Morett, miembro del Departamento de Economía de la Universidad de Guadalajara (UdeG), pone de relieve que, aunque el mercado de la tortilla se haya liberalizado desde la década de los ochenta, el Estado debe encargarse de que los productos como la tortilla cumplan con las reglas de inocuidad y calidad.

“Las personas no podemos estar informados sobre qué es lo que nos estamos comiendo. Nosotros confiamos en que las tortillas se están produciendo en un clima de limpieza, de salubridad… confiamos en que nos van a nutrir. Pero no hay forma de que nosotros tengamos la seguridad de eso. Cada cliente en lo particular no puede hacer una investigación para saber si lo que está consumiendo es lo que piensa que está comprando”.

GUÍA

¿Qué se requiere para operar una tortillería?

El Ayuntamiento de Guadalajara, por ejemplo, señala que todas las tortillerías que soliciten licencia de funcionamiento deberán cumplir con los siguientes requisitos:

1.- Uso de suelo favorable para dicha actividad en el domicilio en donde se pretende abrir la sucursal.

2.- Solicitud de licencia de giro, llenado y firmado por el titular.

3.- Copia de identificación vigente del titular.

4.- Garantizar la disposición del inmueble: copia del recibo predial, copia de identificación del propietario del inmueble y copia del contrato de arrendamiento vigente del domicilio solicitado.

5.- Tres fotografías a color del local, con la panorámica donde se aprecien las fincas colindantes y el machuelo, así como el número oficial y el interior.

Esta actividad está considerada como giro tipo “B”, misma que al momento de ingresar los requisitos, recibe una ficha de trámite que le ampara el funcionamiento en tanto se aprueban las inspecciones.

Ofrecen asesoría para productores

La Cámara de la Industria Alimenticia de Jalisco (CIAJ) cuenta con un laboratorio de análisis que ofrece servicios analíticos a los industriales del sector de alimentos y bebidas.

La directora del laboratorio de la CIAJ, Clara Alicia Suárez Rincón, afirma que de las mil muestras que analizan cada mes, apenas el 2% se relaciona con tortillas.

“Nosotros damos el servicio a las empresas que por su propia voluntad lo piden. Muchas veces las microempresas no hacen análisis sino hasta que alguien se los pide. Las que ya están un poquito más formalizadas tienen programas de análisis”.

De acuerdo con el sitio de internet de la CIAJ, este lugar apoya el crecimiento de las empresas, pues a través de los resultados evalúa la calidad de los productos, promueve el aseguramiento de la inocuidad para prevenir enfermedades y facilita el comercio de los productos al ofrecer alimentos que compiten con la calidad que marcan la normas nacionales e internacionales.

En este espacio se dan los lineamientos a seguir para asegurar que los alimentos logran una mejor vida de anaquel o se prevenga su deterioro y se elabora una tabla nutrimental para que el producto cumpla con los requisitos de etiquetado de la NOM-051-SCFI/SSA1-2010. “Si las tortillas se venden en un lugar ajeno a la tortillería, es un producto envasado, ya está empacado. Entonces ahí obligatoriamente se le aplica la norma de etiquetado. Debe traer todos los datos de quien elabora las tortillas, fecha de caducidad, tabla nutrimental”.

Suárez Rincón asegura que, al no contar con etiqueta, si la tortilla provoca un problema de salud en el consumidor no tiene un responsable directo. “No sabemos con qué frecuencia lava sus recipientes el chico que vende tortillas en una moto, cómo transportó las tortillas, cuánto tiempo las ha paseado, si se recalentaron unas, si metió otras de ayer…”.

Explica que desde hace ocho años, con el objetivo de que las empresas mejoren sus productos, el Gobierno estatal ha impulsado junto con la CIAJ un programa de apoyo para ayudar a los empresarios con el 50% del costo de los análisis. El costo por analizar las tortillas es de 250 pesos.

APLICAN PROGRAMA PILOTO

Venden a bajo precio

El titular de la Secretaría de Desarrollo Rural en Jalisco (Seder), Héctor Padilla Gutiérrez, asegura que desde hace tres meses los gobiernos federal y estatal iniciaron un programa piloto en La Barca con el objetivo de apoyar a los productores de maíz para que puedan vender tortillas a la población a un costo de ocho pesos el kilo.

El funcionario explica que, a cada productor, le entregaron 150 mil pesos. También los ayudaron con el diseño del proyecto, con capacitación y actualmente monitorean su actividad para saber el impacto que tienen en su comunidad y si este programa se puede replicar en otros municipios en 2017.

“¿Qué buscamos? Que el productor pueda en las pequeñas poblaciones no sólo ser vendedor de maíz, sino que transforme parte de su maíz en tortillas y se convierta en un microempresario… además de crear dos o tres empleos por tortillería”.

Padilla Gutiérrez indicó que se pretende que estos establecimientos incorporen energías verdes para que se vuelvan sustentables.

“A partir de ver que funcionan estos modelos, que la gente se involucra… a partir de ahí hay que diseñar un programa de crecimiento. Esto lo tendríamos que ir articulando con las posibilidades presupuestales de este año, buscar acuerdos con la Sagarpa, la Secretaría de Economía, Inadem, para ir aproximándonos a un programa de más alcance. Estamos en la parte de pruebas, de diseño, y en unos días entrará el análisis del presupuesto federal para 2017”.

Según el ingeniero, en el ciclo de primavera verano Jalisco es el Estado más importante en la producción de maíz a nivel nacional.

“En el ciclo pasado la producción de maíz de grano, maíz para tortilla, anduvo alrededor de los cuatro millones de toneladas. Hay diferentes canales de comercialización. La parte que tiene mayor seguimiento es la que se articula con la agricultura por contrato de las zonas más importantes de producción, que es la Ciénega, Valles, Altos Sur, Sur y Costa. En esas zonas está el mayor volumen de producción que se articula mediante agricultura por contrato”.

Agrega que la mayor parte del grano que se comercializa mediante la agricultura por contrato es para la tortilla.

“De los cuatro millones, el año pasado contrataron 2.7 millones de toneladas. De esos, dos millones de maíz blanco y 700 mil de maíz amarillo. El amarillo va para la industria de derivados. El resto tiene enfoque regional”.

Sin protocolo

Salvador Mena Munguía (académico de la UdeG).

Para Salvador Mena Munguía no existe un protocolo que permita saber cuál es la calidad de las tortillas que se venden en Jalisco.

“La tortilla puede tener mucho maíz, pero algunas personas dicen que le ponen olote, aunque eso no se puede verificar. Hay otras tortillerías que trabajan con la harina nixtamalizada que producen empresas y no tienen la misma textura que la tortilla hecha con puro maíz blanco”.

Doctor en Genética y Producción de Variedades Mejoradas de Maíz, Mena Munguía recuerda que durante el sexenio de Vicente Fox se intentó hacer mezclas de harina de maíz con soya para darle mayor valor nutritivo a las tortillas, pero la textura no resultó ser la preferida para los consumidores.

El investigador resalta que él ha trabajado con harina QPM (de alta calidad proteínica, por sus siglas en inglés), que se puede utilizar con buenos resultados, pero cuya producción es complicada porque no se puede cruzar con el maíz normal, ya que si lo hace pierde su calidad.

Abunda que en estados como Sinaloa y Yucatán se ha trabajado con este tipo de maíz con resultados favorables.

“Si sustituyéramos todo el maíz que hay en el campo por maíz QPM tendríamos una alimentación excelente en las zonas rurales. Pero ahora no pinta. Hay grupos aislados que lo producen. De toda la producción nacional no se llega ni al 1 por ciento”.

Destaca que si los productores se organizaran y generaran una producción de maíz QPM en al menos 500 mil hectáreas, la calidad de las tortillas incrementaría y el costo no rebasaría el 10% del valor que actualmente tiene el producto.

No hay afectaciones

Nora Ampudia (doctora en Economía por la Universidad Panamericana).

Nora Ampudia asegura que la venta informal de las tortillas en tiendas de abarrotes y casa por casa es un soporte económico para los hogares y no genera ninguna afectación, pues es el mismo mercado, pero por otro canal de distribución.

La experta dice que si el producto fuera de mala calidad no se vendería. Al igual que las tortillas, otros alimentos como frijoles, arroz y nopales que se venden en estos establecimientos se ofertan porque son caseros, no tienen conservadores ni están industrializados.

“Tenemos un grave problema de precarización laboral, de bajos ingresos y baja generación de empleos. Las familias encuentran formas alternativas para generar los recursos que les hacen falta. Y esas formas alternativas son la cocina. Esa cocina beneficia a las mujeres que trabajan y no tienen tiempo de cocinar y que pasan a la tienda corriendo y se llevan frijoles, arroz, rajas con crema, guacamole… favoreciendo la generación de recursos para ese sector informal que no ha sido empleado, que no hay conservadores, que es saludable y si fuera de mala calidad no lo compraría. Porque en materia de comida, la calidad es importante”.

La investigadora resalta que si las autoridades enviaran inspectores a revisar tienda por tienda la calidad de los productos que se venden, sólo aumentarían la burocracia.

“No es necesario porque las amas de casa, las personas que compran la comida, la checan. El mercado descarta a los malos. Por otro lado, sería una tarea titánica, porque habría que mandar proveedores a las tienditas. Los proveedores de estas tienditas son locales, vecinos. Se puede exigir a las tiendas que no lo vendan, pero es una necesidad que no satisface el industrial”.

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