Jalisco
Aristóteles y la no contradicción
Los alcaldes dijeron tantas cosas con el tema de movilidad, que no hay manera de que salgan bien librados de semejantes contradicciones
Ayer, el alcalde de Guadalajara, Aristóteles Sandoval, dijo que el proyecto del tren eléctrico de Ávila Camacho está listo y que la próxima semana lo dará a conocer. Hasta ahí no hay problema, lo que no cuadra es que dice que el proyecto no se contrapone con el Puente de Ávila Camacho y Circunvalación ni con el proyecto del Tranvía de Zapopan. Contraponerse, contraponerse, lo que se llama contraponerse, pues no, pero de que el puente cancela cualquier posibilidad de hacer un tren eléctrico elevado como se había planteado en algún momento, por supuesto, y de que es tranvía o tren y no las dos cosas a la vez parece obvio. A menos que se construya un tren hasta la Avenida Patria y que donde comienza Zapopan haya que bajarse de un sistema para subirse a otro para que ningún alcalde quede mal. Bueno, ni siquiera cuando Berlín estaba dividido por un muro había un metro distinto de un lado y otro de la misma ciudad.
Los alcaldes dijeron tantas cosas y prometieron tantas otras con el tema de movilidad cuando cancelaron el BRT, que no hay manera de que salgan bien librados de semejantes contradicciones. Por el eje carretera a Tesistán-Laureles-Ávila Camacho no puede circular simultáneamente un tren ligero y un tranvía. Si el tranvía fuera a superficie por el lado de Zapopan y se convierte en subterráneo en Guadalajara, el túnel será una inversión demasiado costosa para un transporte muy lento (el tranvía es lento por definición). Si es tren ligero, en las mismas condiciones generará una barrera urbana en el eje Tesistán-Laureles a la cual el alcalde zapopano, Héctor Vielma, se opuso cuando el proyecto de Macrobús con argumentos más que atendibles. Un tren ligero subterráneo hasta Tesistán es simplemente impensable.
“Nada puede ser y no ser al mismo tiempo y en el mismo sentido”, reza el principio aristotélico de la no contradicción. Quien planteó este principio de lógica fue Aristóteles, pero por supuesto que fue el filósofo de Estagira, no el alcalde de Guanatos.
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