Jalisco
Años de polvo y descuido en San Juan de Dios
Comerciantes piden que la autoridad municipal le de mantenimiento al mercado
GUADALAJARA, JALISCO (07/FEB/2015).- Entras al Mercado Libertad y sientes esa densidad opresiva cuyas capas superpuestas pueden empezar a dividirse en decenas de oraciones que comienzan con un mecánico “¡pásale, amigo!, ¡qué vas a llevar!, ¡qué andabas buscando!, ¡a tus órdenes!”.
Te adentras en los pasillos estrechos, flanqueados por montañas de tazas, llaveros, dulces típicos, frutas, playeras de futbol “piratas”, lentes, tenis, bolsas de diseñador a precio de tianguis, películas, relojes, fajos, sombreros de vaquero hechos con pelo de conejo, separadores con el Hombre de Fuego.
Llegas a la zona de comida. Oyes la crepitación burbujeante de la carne al caer en el aceite hirviente, su seductor siseo. Y salivas de antojo.
Pero en este mercado hecho por Alejandro Zohn también se ve el polvo en las tuberías y en los techos, en las escaleras y en los pasillos. Se ve que algunos comerciantes bregan por limpiar su negocio, pero también que otros cierran su cortina y dejan la basura afuera.
Algunos visitantes pasan por los pasillos y patean esa basura, que se desparrama en el suelo.
Carolina González, vendedora de comida desde hace 47 años, también se da cuenta, afirma que el problema se solucionaría si las autoridades municipales ayudaran con la limpieza del mercado. Para ella, el Gobierno municipal siempre ha tenido abandonado el mercado.
“Si no le moviéramos nosotros estaríamos caídos, como el Corona”, dice. La comerciante exige que el Ayuntamiento tapatío limpie el inmueble. Dice que los clientes ven cochinas las instalaciones y se alejan. No comen.
Aunque apenas tiene tres años en el mercado, Antonio García asegura que las autoridades prometieron mayor vigilancia. Sin embargo, nunca se cumplió esa promesa.
Salvador Sáenz pide que los recursos que el Ayuntamiento obtiene por concepto de rentas, multas y pago de traspasos, unos siete millones 800 mil pesos, según sus estimaciones, se inviertan en el mantenimiento del mercado.
Te adentras en los pasillos estrechos, flanqueados por montañas de tazas, llaveros, dulces típicos, frutas, playeras de futbol “piratas”, lentes, tenis, bolsas de diseñador a precio de tianguis, películas, relojes, fajos, sombreros de vaquero hechos con pelo de conejo, separadores con el Hombre de Fuego.
Llegas a la zona de comida. Oyes la crepitación burbujeante de la carne al caer en el aceite hirviente, su seductor siseo. Y salivas de antojo.
Pero en este mercado hecho por Alejandro Zohn también se ve el polvo en las tuberías y en los techos, en las escaleras y en los pasillos. Se ve que algunos comerciantes bregan por limpiar su negocio, pero también que otros cierran su cortina y dejan la basura afuera.
Algunos visitantes pasan por los pasillos y patean esa basura, que se desparrama en el suelo.
Carolina González, vendedora de comida desde hace 47 años, también se da cuenta, afirma que el problema se solucionaría si las autoridades municipales ayudaran con la limpieza del mercado. Para ella, el Gobierno municipal siempre ha tenido abandonado el mercado.
“Si no le moviéramos nosotros estaríamos caídos, como el Corona”, dice. La comerciante exige que el Ayuntamiento tapatío limpie el inmueble. Dice que los clientes ven cochinas las instalaciones y se alejan. No comen.
Aunque apenas tiene tres años en el mercado, Antonio García asegura que las autoridades prometieron mayor vigilancia. Sin embargo, nunca se cumplió esa promesa.
Salvador Sáenz pide que los recursos que el Ayuntamiento obtiene por concepto de rentas, multas y pago de traspasos, unos siete millones 800 mil pesos, según sus estimaciones, se inviertan en el mantenimiento del mercado.
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