Jalisco
—Anarquía
La ''vox pópuli'' les aplaudió a rabiar la resolución unánime de ''‘No’ al Macrobús''
—II—
A todo esto, vale la pena “recalentar” (a fuego lento, para tener tiempo de decidir si lo conducente, en tanto, es sentarse a llorar o echarse a reír) un par de recientes episodios de la vida pública, ocurridos en ésta que alguna vez fue, al decir de los rapsodas, “tierra de Dios y de María Santísima”...
Primer episodio: una vez que la “vox pópuli” les aplaudió a rabiar la resolución unánime de “‘No’ al Macrobús”, los alcaldes de Zapopan, Guadalajara y Tlaquepaque se reunieron a considerar, iluminados por sus “asesores”, cuál sería la respuesta correcta a la siguiente, inevitable pregunta de sus súbditos: “Entonces, ¿‘Sí’ a qué...?”. La respuesta colegiada —tan desafinada como el estentóreo “¡Eureka!” que la precedió— fue ésta: “¡‘Sí’ al tranvía...!”. Los vasallos de los tres ilustres caballeros (es un decir...) coincidieron en que acababan de ser a la vez testigos y víctimas de una broma de mal gusto... y de una burda reedición de “El parto de los montes”.
Segundo episodio: la guerra verbal entre el alcalde de Guadalajara y el secretario de Vialidad, con el proyecto de túnel vehicular por la Avenida Vallarta, bajo la Glorieta Minerva, a guisa de manzana de la discordia, derivó en una decisión tronante del primero: sacar sus canicas de la rueda y municipalizar —como antaño— el Departamento de Tránsito, desbaratando el acuerdo intermunicipal que dio pie, hace 27 años, a la creación de la Secretaría de Vialidad.
—III—
Repásense, como simple calistecnia neuronal, las acepciones de “anarquía” que propone la Real Academia (1: “Falta de todo gobierno en un Estado”; 2: “Desorden, confusión, por ausencia o flaqueza de la autoridad pública”, y 3: “Desconcierto, incoherencia, barullo”), y respóndase si es verdad o no que cuando los académicos las redactaron, parecían tener a Guadalajara y a Jalisco —modestia aparte...— como modelos.
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