Jalisco
Ambulantaje también está presente en el IMSS e ISSSTE
Autoridades médicas se dicen impedidas para poder actuar contra el comercio informal
(SSJ), están invadidas por vendedores ambulantes, quienes ven en los pacientes y familiares a los clientes perfectos.
El Centro Médico Nacional de Occidente (CMNO) del IMSS Jalisco presenta este problema en la entrada principal, en Avenida Belisario Domínguez, y en la entrada a Urgencias, por la calle Sierra Morena.
A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades médicas por evitar la instalación de estos puestos informales, no se ha podido retirar por completo a las al menos dos decenas de vendedores.
El delegado del Instituto en Jalisco, Marcelo Castillero Manzano, menciona que el riesgo no sólo es para los derechohabientes, sino para los propios vendedores, por lo que lo ideal es que se haga un reordenamiento de los mismos en otro lado. Sin embargo, asegura que a pesar de que se ha contado con la presencia de inspectores que levantan la mercancía a los vendedores y les piden que se retiren, estos vuelven a instalarse.
“Están exactamente en la entrada donde pasan las ambulancias, y ha habido personas que las han golpeado con los carros, sobre todo por el gran tráfico que hay”.
En el caso del ISSSTE, su hospital Valentín Gómez Farías, ubicado en Avenida Américas, en Zapopan, también padece de la presencia de comercio ambulante, pero en menor magnitud.
Mientras que la entrada está libre de puestos, y sólo caen ambulantes “golondrinos” por algunos momentos en el día, en la cuadra de un costado del edificio se encuentran instalados puestos de comida que son muy solicitados por los pacientes y familiares, así como de clientes fieles desde años atrás.
La institución, como todas las demás, está limitada para actuar en el retiro de los ambulantes, manifiesta el subdelegado médico, Héctor Maldonado Hernández.
“Un hospital debe estar limpio de todo este tipo de situaciones, es importante que termine, y nosotros como institución no intervenimos directamente en la eliminación de este problema”.
AMBULANTES, MUNICIPIO Y PERSONAL DEL HOSPITAL LLEGAN A UN ACUERDO
En Zoquipan logran concretar el retiro
A diferencia de otros hospitales, el Hospital General de Occidente, conocido como Zoquipan, actualmente está libre de comercio ambulante en la manzana donde se encuentra el edificio.
Lograrlo no fue tarea fácil, refiere su director, Miguel Ángel Van Dick Puga. Hasta hace unas semanas la entrada del hospital y la banqueta a lo largo de la cuadra estaban prácticamente invadidas de puestos de alimentos preparados y fruta, entre otros productos.
La autoridad hospitalaria mantuvo una mesa de acuerdos con los comerciantes y personal de la dirección de Inspección de Reglamentos de Zapopan, a fin de lograr el retiro y reubicación de los puestos. Tras las reuniones, los vendedores aceptaron dejar libre el área y alejarse a vender donde termina el hospital.
“Era un factor de múltiple riesgo en materia de vialidad, de infecciones, llegamos a tener accidentes; durante ocho meses hicimos un trabajo multidisciplinario en donde intervinieron los vendedores, los taxistas, las autoridades como Protección Civil, Movilidad, el Ayuntamiento de Zapopan, y, finalmente, de conformidad decidieron los propios vendedores dejar libre esta área”.
Por su parte, el director de Inspección de Reglamentos, Fernando Espinoza de los Monteros, señaló que en los últimos días se ha tenido la presencia nuevamente de algunos comerciantes, por lo que se procedió a retirarles su mercancía y quitarlos del lugar.
Aseguró que parte del conflicto para remover a los vendedores es que algunos tenían permiso desde las administraciones municipales anteriores. A los que no tenían permiso se les retiró de manera definitiva.
“Se hizo una socialización con los comerciantes para que entendieran el peligro que implicaba el que estuvieran en la puerta del hospital, y se reubicaron de manera exitosa; sin embargo, algunos están tercos con instalarse otra vez”.
La dirección realiza recorridos de inspección de rutina tanto en el Hospital Zoquipan como en el Valentín Gómez Farías, del ISSSTE, o bien, a través de reportes ciudadanos.
PUNTOS DE VISTA DIVERSOS SOBRE LA VENTA EN LA VÍA PÚBLICA
Las diferentes caras del comercio
No existe hospital en el que cerca no esté algún puesto que ofrezca comida económica para quienes madrugan por una consulta, o para que las personas que cuidan algún enfermo tengan una opción rápida de comer algo y regresar.
Esta situación propia de los hospitales y clínicas ha permitido la proliferación de vendedores de todo tipo, que invaden calles y banquetas de los alrededores, los cuales no han podido ser retirados por las autoridades.
Marcela Gutiérrez tiene dos opiniones al respecto: por una parte, reconoce que los ambulantes “afean” los alrededores del Antiguo Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, donde su suegra permanece internada. Por otra, admite que ella misma ha consumido alimentos para desayunar o comer sin perder tiempo y sin mermar su bolsillo, pues en unos tacos o un par de tamales con atole no gasta más de 35 pesos, que no gastaría si se trasladara a algún restaurante.
En cambio, la señora María Isabel Altamirano, que anda en silla de ruedas, sí ve a los ambulantes como obstáculos. Para llegar a la puerta de la Torre de Especialidades del Antiguo Hospital Civil debe bajarse de la banqueta y torear los carros con riesgo de ser atropellada, ya que su silla no cabe entre los vendedores.
“No puedo pasar porque ahí están todos los que venden, y véame, me tengo que bajar a la calle porque no quepo en la banqueta; vengo desde El Batán para mis revisiones”.
Sin embargo, otra cara del ambulantaje es la del propio vendedor, quien se gana la vida con las compras que les hacen los pacientes y sus familias.
Es el caso de la señora Diana Rosales, quien después de muchos años de trabajar en diferentes empresas, dice que el IMSS extravió sus papeles donde se demuestra su antigüedad, por lo que no pudo pensionarse. Es decir, perdió toda una vida de trabajo.
La situación la obligó a salir a las calles para vender ropa usada que consigue de donde puede.
“Uno está aquí por necesidad, no por gusto; aquí vendo una falda en 30 pesos, una blusa en unos 20, y así, viene la gente que también tiene necesidad de cambiarse de ropa porque su paciente duró más de la cuenta hospitalizado, o porque no son de aquí y necesitan otro cambio”.
GUADALAJARA, JALISCO (24/AGO/2014).- Las avenidas y calles que rodean los Hospitales Civiles de Guadalajara, clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y de las Secretaría de Salud Jalisco
El Centro Médico Nacional de Occidente (CMNO) del IMSS Jalisco presenta este problema en la entrada principal, en Avenida Belisario Domínguez, y en la entrada a Urgencias, por la calle Sierra Morena.
A pesar de los esfuerzos por parte de las autoridades médicas por evitar la instalación de estos puestos informales, no se ha podido retirar por completo a las al menos dos decenas de vendedores.
El delegado del Instituto en Jalisco, Marcelo Castillero Manzano, menciona que el riesgo no sólo es para los derechohabientes, sino para los propios vendedores, por lo que lo ideal es que se haga un reordenamiento de los mismos en otro lado. Sin embargo, asegura que a pesar de que se ha contado con la presencia de inspectores que levantan la mercancía a los vendedores y les piden que se retiren, estos vuelven a instalarse.
“Están exactamente en la entrada donde pasan las ambulancias, y ha habido personas que las han golpeado con los carros, sobre todo por el gran tráfico que hay”.
En el caso del ISSSTE, su hospital Valentín Gómez Farías, ubicado en Avenida Américas, en Zapopan, también padece de la presencia de comercio ambulante, pero en menor magnitud.
Mientras que la entrada está libre de puestos, y sólo caen ambulantes “golondrinos” por algunos momentos en el día, en la cuadra de un costado del edificio se encuentran instalados puestos de comida que son muy solicitados por los pacientes y familiares, así como de clientes fieles desde años atrás.
La institución, como todas las demás, está limitada para actuar en el retiro de los ambulantes, manifiesta el subdelegado médico, Héctor Maldonado Hernández.
“Un hospital debe estar limpio de todo este tipo de situaciones, es importante que termine, y nosotros como institución no intervenimos directamente en la eliminación de este problema”.
AMBULANTES, MUNICIPIO Y PERSONAL DEL HOSPITAL LLEGAN A UN ACUERDO
En Zoquipan logran concretar el retiro
A diferencia de otros hospitales, el Hospital General de Occidente, conocido como Zoquipan, actualmente está libre de comercio ambulante en la manzana donde se encuentra el edificio.
Lograrlo no fue tarea fácil, refiere su director, Miguel Ángel Van Dick Puga. Hasta hace unas semanas la entrada del hospital y la banqueta a lo largo de la cuadra estaban prácticamente invadidas de puestos de alimentos preparados y fruta, entre otros productos.
La autoridad hospitalaria mantuvo una mesa de acuerdos con los comerciantes y personal de la dirección de Inspección de Reglamentos de Zapopan, a fin de lograr el retiro y reubicación de los puestos. Tras las reuniones, los vendedores aceptaron dejar libre el área y alejarse a vender donde termina el hospital.
“Era un factor de múltiple riesgo en materia de vialidad, de infecciones, llegamos a tener accidentes; durante ocho meses hicimos un trabajo multidisciplinario en donde intervinieron los vendedores, los taxistas, las autoridades como Protección Civil, Movilidad, el Ayuntamiento de Zapopan, y, finalmente, de conformidad decidieron los propios vendedores dejar libre esta área”.
Por su parte, el director de Inspección de Reglamentos, Fernando Espinoza de los Monteros, señaló que en los últimos días se ha tenido la presencia nuevamente de algunos comerciantes, por lo que se procedió a retirarles su mercancía y quitarlos del lugar.
Aseguró que parte del conflicto para remover a los vendedores es que algunos tenían permiso desde las administraciones municipales anteriores. A los que no tenían permiso se les retiró de manera definitiva.
“Se hizo una socialización con los comerciantes para que entendieran el peligro que implicaba el que estuvieran en la puerta del hospital, y se reubicaron de manera exitosa; sin embargo, algunos están tercos con instalarse otra vez”.
La dirección realiza recorridos de inspección de rutina tanto en el Hospital Zoquipan como en el Valentín Gómez Farías, del ISSSTE, o bien, a través de reportes ciudadanos.
PUNTOS DE VISTA DIVERSOS SOBRE LA VENTA EN LA VÍA PÚBLICA
Las diferentes caras del comercio
No existe hospital en el que cerca no esté algún puesto que ofrezca comida económica para quienes madrugan por una consulta, o para que las personas que cuidan algún enfermo tengan una opción rápida de comer algo y regresar.
Esta situación propia de los hospitales y clínicas ha permitido la proliferación de vendedores de todo tipo, que invaden calles y banquetas de los alrededores, los cuales no han podido ser retirados por las autoridades.
Marcela Gutiérrez tiene dos opiniones al respecto: por una parte, reconoce que los ambulantes “afean” los alrededores del Antiguo Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde”, donde su suegra permanece internada. Por otra, admite que ella misma ha consumido alimentos para desayunar o comer sin perder tiempo y sin mermar su bolsillo, pues en unos tacos o un par de tamales con atole no gasta más de 35 pesos, que no gastaría si se trasladara a algún restaurante.
En cambio, la señora María Isabel Altamirano, que anda en silla de ruedas, sí ve a los ambulantes como obstáculos. Para llegar a la puerta de la Torre de Especialidades del Antiguo Hospital Civil debe bajarse de la banqueta y torear los carros con riesgo de ser atropellada, ya que su silla no cabe entre los vendedores.
“No puedo pasar porque ahí están todos los que venden, y véame, me tengo que bajar a la calle porque no quepo en la banqueta; vengo desde El Batán para mis revisiones”.
Sin embargo, otra cara del ambulantaje es la del propio vendedor, quien se gana la vida con las compras que les hacen los pacientes y sus familias.
Es el caso de la señora Diana Rosales, quien después de muchos años de trabajar en diferentes empresas, dice que el IMSS extravió sus papeles donde se demuestra su antigüedad, por lo que no pudo pensionarse. Es decir, perdió toda una vida de trabajo.
La situación la obligó a salir a las calles para vender ropa usada que consigue de donde puede.
“Uno está aquí por necesidad, no por gusto; aquí vendo una falda en 30 pesos, una blusa en unos 20, y así, viene la gente que también tiene necesidad de cambiarse de ropa porque su paciente duró más de la cuenta hospitalizado, o porque no son de aquí y necesitan otro cambio”.
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