Jalisco
Alumnos sufren inclemencias del tiempo en mil 734 aulas provisionales
Padres de familia proponen reglamentar las aportaciones voluntarias que realizan en los centros educativos
El dato que aporta Ayón López es revelador. Las pasadas autoridades de la Dirección de Estadísticas y Sistemas de Información de la SEJ respondieron a una solicitud de información que solamente se contabilizaban 117 aulas provisionales o móviles en las que se impartían clases en escuelas públicas.
“Estamos revisando CAPECE (Comité Administrador del Programa Estatal de Construcción de Escuelas) porque tenemos un problema muy grave de infraestructura educativa.
En diciembre pasado esta casa editorial publicó que 11 mil 528 alumnos recibían clases en aulas móviles o provisionales, en condiciones que afectaban el rendimiento y la calidad educativa de los estudiantes. El argumento fue que la falta de presupuesto en el CAPECE provocaba que se optara por la adquisición de este tipo de estructuras para cubrir un sector de la población estudiantil. Sin embargo, en municipios como Tlajomulco y Acatic los menores de edad estudian en estas condiciones desde 2007. El Gobierno optó por este tipo de infraestructura en lugar de los salones tradicionales.
En diciembre pasado, el CAPECE precisó la existencia de 19 aulas provisionales instaladas en escuelas del nivel preescolar, 55 en primarias y 43 en secundarias, ubicadas en zonas altamente pobladas o en situación de pobreza. Por ejemplo, en zonas marginadas como los fraccionamientos de Chulavista y Santa Fe de Tlajomulco de Zúñiga (donde había nueve escuelas con estas aulas), Tonalá (en siete planteles) o Zapopan (cinco).
A las bases de datos heredadas por la pasada Administración, Ayón López responde: “Es complejo creerle a un Gobierno que te deja una planeación de mil 734 aulas provisionales”.
“Tenemos programas este año como Escuela Digna, donde trabajaremos con 87 escuelas de las 180 que hay en Mezquitic (el municipio más pobre de Jalisco). Siempre se privilegiaba a las zonas urbanas, más poblada, porque eran las que más se veían, pero haremos una inversión importante en otras regiones abandonadas. Todos los niños deben tener oportunidades”.
Y añade sobre los retos: “Me queda claro que no podré resolver los 18 años que hemos tenido de carencias, pero vamos a generar una situación específica para saber en realidad qué está pasando y saber hacia dónde vamos”.
De acuerdo con la pasada Administración, se adquirieron en el sexenio anterior 141 aulas provisionales o móviles, con un costo superior a los 42.8 millones de pesos. El precio de cada una se ubicó entre los 116 mil y 356 mil pesos.
Con esos salones prefabricados intentaron abatir la demanda estudiantil, pero las últimas estadísticas señalan que 117 mil menores de entre los tres y cinco años de edad no cursan preescolar en Jalisco. En primaria hay una cobertura de 100%, pero existe sobrecupo de hasta 60 alumnos en escuelas periféricas. En secundarias la cobertura es de 91.9 por ciento.
En el sexenio pasado se realizaron cuatro mil 498 acciones de edificación o restauración, desde edificios o salones nuevos, ampliaciones, estudios previos y convenios adicionales, entre otros. En esas obras se invirtieron tres mil 856 millones de pesos entre 2007-2012; sin embargo, para abatir el déficit de aulas (de aproximadamente 14 mil en el Estado) se requiere el doble de esa cantidad.
TRES HIJOS, UNA APORTACIÓN
¿Regular cuotas?
Para José Luis Sánchez Sesma, presidente de la Asociación Estatal de Padres de Familia del Estado, las aportaciones “voluntarias” que se solicitan a padres de familia, y las cuales la Secretaría de Educación Jalisco (SEJ) asegura que depende el funcionamiento de buena parte de los planteles estatales, deben ser reguladas y reglamentadas, “a un estándar general y unas escuelas no tengan más que otras”, en busca de que los padres tengan certeza de cómo y para qué se emplean los recursos que aportan, pero también para evitar excesos de parte de ciertas escuelas.
Sánchez Sesma opina que una aportación entre 400 y 600 pesos sería suficiente, aunque puntualiza que esto sería “por padre y no por alumno, porque existen escuelas en las que si tienes tres hijos, te piden tres aportaciones y esto claro que mina la economía familiar”.
—Ante el incumplimiento del Estado para dar mantenimiento a la infraestructura de las escuelas, ¿la regulación de las cuotas es la opción para que no se “caigan” las escuelas?
—Así es. En algunos estados se ha manejado lo contrario y se han detenido estas aportaciones. Es el caso de Morelos, donde el Congreso decidió que el Estado aporte 150 pesos por niño. Esto es recurso que se “baja” a las escuelas. Pero antes, los padres de familia daban 400 pesos. O sea que llega menos de la mitad. Y ese dinero llega etiquetado y está encaminado para material o algo más. Pero llega el momento en que hace falta dinero, porque no alcanza o es para otra cosa, y de todos modos se tiene que recurrir a los padres. Eso fue una mala estrategia. Los planteles necesitan insumos. Limpiadores, jabón, por ejemplo. O gastos fijos como el teléfono. Pero no hay presupuesto que alcance. Otra cuestión que nos está pegando mucho es que no exista un apropiado manejo de las cuotas.
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