Alejan de la población a 63 ladrilleras
Tlajomulco las reubica por encontrarse cerca de localidades y por la contaminación que genera la quema en hornos
GUADALAJARA, JALISCO (07/AGO/2016).- Hace cuatro años, Leocadio Juan Pedro Rojo mudó su taller de ladrillos, ubicado en la zona urbana de Tlajomulco de Zúñiga, a un terreno localizado a cuatro kilómetros de distancia, sobre la Carretera a Buenavista. Lo que en ese momento fue una decisión aventurada se convirtió en una medida afortunada porque ya no paga renta y el Ayuntamiento le proporciona el agua necesaria para trabajar.
El negocio de Rojo fue uno de los primeros 63 talleres que el Gobierno municipal reubica desde 2010, ello por la contaminación que genera la quema en hornos y su cercanía a centros de población. Aún deben ser reubicadas 123 ladrilleras.
Además, el taller de Rojo cumple con el Reglamento de Ladrilleras al destinar un área para plantar especies nativas de la región y separar los residuos adecuadamente.
“Todos los talleres están casi al 100, están poniendo árboles, tenemos pinitos. Vamos a hacer una reunión en próximos días para hablar de ello”, externó Guadalupe Cortez, responsable de ladrilleras en el municipio.
Según datos del Ayuntamiento de Tlajomulco, en el municipio hay 216 ladrilleras. Oswaldo Carreón, coordinador general de Desarrollo Económico, señaló que cuentan con el programa Reubicación y tecnificación de ladrilleras del municipio de Tlajomulco de Zúñiga, que ofrece 20 mil pesos a talleres para gastos de traslado. “Lo que les cuesta a ellos es el camión, la carretera, la carga. Tenemos la oportunidad de cubrir las maniobras del traslado. Con estos 20 mil pesos cubren 80% o 90% de los gastos”.
Adriana Rodríguez Villavicencio, directora de Gestión en Calidad del Aire de la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (Semadet), agregó que realizan un estudio sobre la cadena de valor de las ladrilleras, el cual estará listo a finales de septiembre. “No hemos podido estimar cuántas emisiones representa la actividad ladrillera porque hay tanta deficiencia de información. También hay otro estudio que estamos por sacar”.
René Solinís Noyola, consultor ambiental, indicó que se necesitan políticas integrales y que mover las ladrilleras a pocos kilómetros es benéfico pero a corto plazo, porque las zonas habitacionales seguirán creciendo. “Dentro de cinco o 10 años ya no va a haber materia prima, que es el barro para hacer los ladrillos, y por otro, la población crecerá y volverá a llegar a las ladrilleras”.
Autoridades señalaron que el objetivo de la administración es que cuando ésta concluya se haya reubicado 30% de las 123 ladrilleras que faltan.