Jalisco

Albergue Los Pinos, más de dos décadas fomentando valores

Como reconocimiento a la calidad en la atención que brinda a niños y jóvenes, cuenta con la certificación ISO 9001-2008

GUADALAJARA, JALISCO (25/FEB/2011).- Tras 24 años de apoyar a niños y jóvenes en todos los aspectos que requiere el ser humano desde su infancia, para tener un desarrollo adecuado y adaptarse satisfactoriamente a la sociedad, el Albergue Infantil Los Pinos continúa creciendo y atendiendo a niños y adolescentes, al contar ya con la Casa de los Jóvenes.

Su fundador, Antonio del Río Romero, explica que el objetivo central del nuevo hogar es guiar a los jóvenes en las etapas más difíciles, como lo son la pubertad y la adolescencia, donde se forma el carácter y los hábitos.

“Salen de la primaria y los pasamos a la Casa de los Jóvenes. Tenemos muchos de secundaria y prepa, es más, ya algunos de ellos son profesionistas, porque a quienes quieren seguir estudiando los apoyamos”.

La historia del Albergue Infantil Los Pinos comienza cuando Antonio del Río Romero, en 1987, funda una casa hogar sólo para niñas en situación de calle o con graves problemas en su núcleo familiar; llevaba por nombre Casa Hogar el Oasis de la Niñez.

“Con varios amigos míos compramos un terreno, empezamos a llevarnos unas niñas que estaban en una casa al Oriente de la ciudad; prácticamente se quedaban encerradas todo el día mientras su mamá trabajaba, nos impactó mucho ver su situación”.

Al paso del tiempo la casa funcionaba con 92 niñas; sin embargo, comenzaron a llegar también varoncitos hermanitos de las pequeñas, lo que le abrió el panorama a este grupo de amigos y se dieron cuenta de que la problemática era mayor: “Siempre nos negábamos a aceptar varones, pero finalmente decidimos recibirlos y llevarlos a una nueva casa, y así nació el Albergue Infantil Los Pinos, únicamente para niños”.

Don Antonio no imaginaba que lo que comenzó como un proyecto pequeño crecería a tal grado que consiguieran incluso una certificación de calidad ISO 9001-2008, por cumplir con todas las estrictas normas.

Este certificado es la aprobación de todos los sistemas y métodos que se aplican en el albergue infantil de manera profesional: “Se estuvo trabajando durante meses hasta conseguir la certificación, estamos muy jubilosos por eso”.


Formación y apoyo integral



Los niños llegan de diferentes zonas marginadas de la ciudad, algunos a través del Sistema DIF Jalisco, otros son enviados por la Procuraduría de Justicia del Estado (PGJE), también  por recomendación de gente que conoce la institución o simplemente llegan solos en busca de ayuda.

Al ingreso, los menores se inician en el programa “Caminemos Juntos”, el cual tiene como objetivo conocer el perfil de cada uno, pues se trabaja con cada caso de manera personal (algunos presentan maltrato por violencia intrafamiliar, daño psicológico o emocional, necesidades de aprendizaje, físicas y afectivas).

“Nos han llegado casos muy graves, muy maltratados, de abuso, de desintegración familiar, con padres alcohólicos, con retraso cultural importante”, explicó Javier Sánchez, director del plantel.

Los cuidadores aplican diferentes planes y herramientas para ayudar a los niños a controlar sus emociones, aprender a compartir; cuentan con diferentes talleres, como pintura y clases de taekwondo.

Cuenta también con terapias familiares, pues la misión del albergue es lograr que el familiar, tío o tía, papá o mamá, que tengan, encuentre el equilibrio adecuado para llevar una buena relación y una vida normal, sin violencia ni maltratos; son procesos sanadores. Los niños permanecen en la casa hogar de lunes a viernes y el fin de semana salen con el familiar que tengan.

Al ingreso, el familiar firma un compromiso de no violencia, para ello hay trabajadores sociales que a través de visitas domiciliarias llevan una supervisión del comportamiento de los padres o tutores de los menores.

“Es importante, y a veces complicado, trabajar contra la violencia, porque muchas veces viene de varias generaciones atrás y no es fácil romper con ese vicio. Llevamos un plan familiar con cumplimiento de objetivos”


PARA SABER


El albergue cuenta con un equipo completo de al menos 20 profesionistas, entre médicos, nutriólogos, terapeutas, psicólogos, homeópatas y educadores.

Para cubrir sus necesidades, el Albergue Infantil Los Pinos y la Casa de los Jóvenes requieren aproximadamente siete millones de pesos anuales, los cuales son aportados por varios benefactores, tanto empresas, como particulares.


CRÓNICA



La gran necesidad de amor


La mayoría de los infantes que ingresan al Albergue Infantil Los Pinos demuestra una gran necesidad de amor que se refleja en sus acciones, en sus miradas y en la relación que mantienen con sus cuidadores.

Pasan las mañanas en el patio y en el jardín; está lleno de niños de entre seis y 12 años de edad, algunos lanzan la pelota a una canasta de básquet, otros prefieren jugar al futbol sobre el pasto.

Javier, el director, entra al patio y de pronto se ve rodeado de varios niños. Juanito lo abraza, mientras que Carlos le cuenta emocionado de sus logros en la escuela y uno más pequeño se cuelga de su pierna. Todos piden a gritos amor, ese amor que en sus hogares no han recibido a causa de los problemas que presentan sus padres, ya sea por alcoholismo, drogadicción o violencia.

“Tengo un año y seis meses viniendo, yo vivo por Tesistán… aquí estoy muy a gusto, hago cosas diferentes, cambiamos de actividades, pintamos, hago deporte y juego, también me llevan a la escuela todos los días”, cuenta Javier, de 12 años.

No es difícil adivinar quiénes han tenido una vida dura. Algunos aún llevan en la piel rastros de golpes, y por más que sonrían, sus ojos reflejan el dolor que tienen en el alma; sin embargo, el amor y los cuidados personalizados que reciben les levantan el ánimo y les demuestran que en la vida hay mucho más que sufrimiento.

Tanto el albergue infantil, como la Casa de los Jóvenes, están muy completos, pues cuentan con dormitorios, baños, regaderas, diversos talleres, un cuarto para el control de emociones, taller de taekwondo, aulas para diversas tareas y hasta un invernadero donde cosechan jitomate, calabazas y pepinos.
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