Jalisco

Admiten corrupción de agentes viales en Periférico

El secretario de Vialidad reconoce que elementos otorgan claves a infractores para que no sean sancionados

GUADALAJARA, JALISCO (04/FEB/2011).- Diego Monraz, secretario de Vialidad, asegura que los actos corruptos se reducirán en la zona con la implementación de fotoinfracciones: “No se le puede dar ‘mordida’ a alguna de las cámaras, nadie las estará operando. Tenemos que ganarle a la corrupción con tecnología”. Sin embargo los actos “por debajo de la mesa” no pueden eliminarse completamente, pues existen otras faltas por las que también se emiten multas.

El Informador constató que policías de Vialidad dieron una palabra clave a cambio de “mordida” a un conductor que circulaba por el Periférico sin una placa. La contraseña sirve para que en caso de que otra patrulla lo detuviera, los policías no intentaran multarlo.

Al respecto, el secretario de Vialidad reconoce que se dan contraseñas en esta arteria pero los agentes las inventan sin ponerse de acuerdo. “En Periférico hay mucha corrupción porque hay mucha infracción. Sí dan claves, pero las inventan. No hay manera de que se la compartan (la clave) porque ni siquiera se ven todos (los agentes) juntos”.

Lamenta que el sistema de corrupción no sea fácil de controlar porque no hay denuncias al respecto. “Alguien que dio ‘mordida’ no va ir a denunciar porque se delata él mismo. Afimr que está verdaderamente irritado por la forma como se le pidió dinero, pero son muy pocos” los que denuncian.

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Desconocen contraseña para infractores



El director general de Policía Vial y Tránsito de la Secretaría de Vialidad y Transporte (SVT), Felipe Francisco Prado Trejo, desconoció que en el Periférico se den “mordidas” a los agentes viales a cambio de claves para que así, el conductor, al ser detenido por otra unidad de Vialidad en un punto diferente de dicha arteria, ya no tenga mayor problema por la falta cometida al mencionar la clave del día. “Yo creo que quien platica eso nos lo tiene que comprobar o señalar, yo desconozco si dan claves, las quejas que aquí vienen (a levantar) son por un hecho irregular no porque dan claves (los policías)”, aseguró.

Sobre el caso mencionado apunta que si el conductor que es detenido una vez, entrega dinero al agente vial y después en el mismo camino del Periférico, otra patrulla lo vuelve a detener, éste será sancionado, “yo creo que ni siquiera se atrevería a decir lo que pasó atrás, porque él sabe que está mal, que no lo debió hacer, y si lo llega a mencionar, si el policía vial que lo está deteniendo es honesto, va a proceder con él como corresponda, sin importarle lo que haya pasado atrás”.

Al preguntarle si alguna vez ha escuchado que se den claves en el Periférico o alguna palabra especial, respondió: “Palabras hay muchas, incluso a mi me han dicho ‘cuando te pares dí tal palabra’, y pues es mentira. No está sucediendo eso. Muchas cosas de éstas son mitos o se están inventando, otras cosas sí ocurren y son las que pedimos que vengan y las denuncien”.

Sobornos en la zona

Ofrecen una clave a cambio de “mordida”


El Periférico forma parte de esos lugares donde se dice que suceden cosas, en ocasiones, un tanto difíciles de creer, pero muchas veces ciertas. Uno de los mitos urbanos que se cuentan de esa vialidad es que si se comete alguna falta al conducir y se pasa un billete a los agentes viales, éstos te proporcionan una clave por si otro policía de Vialidad lo detiene e intenta levantar la misma infracción, se salve de ésta al darle la clave del día.

A veces no todo lo que se cuenta de boca en boca es verdad, tampoco lo que se oye por ahí a manera de chisme. Mucho hemos escuchado de leyendas y mitos urbanos que forman parte de una fantasía colectiva que ha sobrevivido entre la población por varios años.

Para comprobar si las claves a cambio de “mordida” en dicha arteria sólo son un mito, se le pidió a Sebastián que hiciera el siguiente experimento: A las 11:20 horas llegó al Periférico y Camino al ITESO, se estacionó en la gasolinera que está en dicho punto. Abrió la cajuela, sacó un desarmador, se agachó y empezó a quitar los tornillos que sujetan la placa a la defensa trasera del auto.

A las 11:30 horas Sebastián estacionó su auto en el carril de acotamiento del Periférico Sur, con la intención de ser visible al paso de las patrullas viales y así, algún agente se detuviera a levantar la multa.

Después de 15 minutos ni un policía vial en motocicleta se ha visto pasar, sólo dos patrullas de la policía de Tlaquepaque.

Aunque el límite de velocidad para conducir en esta arteria es de 60 kilómetros por hora, pocos autos lo respetan, al igual que camiones del transporte público y de carga pesada, motos y taxis, donde a unos metros de su paso a gran velocidad hay viviendas, estaciones del tren, negocios, empresas, universidades y otras escuelas.

No hay quien sancione a los automovilistas cuando creen que el velocímetro es sólo un marcador para saber cuándo cambiar de velocidad y no para estar consientes de la velocidad a la que se maneja y que se debería de respetar.

La mayoría anda entre 60 y 80 kilómetros por hora y algunos otros superan esa velocidad. Quizás a los conductores no les importe porque son pocos los agentes en la zona, si se toma en cuenta que en media hora sólo ha pasado un patrulla, a pesar de que 148 policías de tránsito, distribuidos en 38 patrullas, vigilan esta importante arteria, según datos proporcionados por la Secretaría de Vialidad y Transporte.

Sebastián, por fin, vio una patrulla de tránsito; finge que habla por teléfono y espera que ésta llegue. Unos 300 metros antes detuvo a un automovilista. Cinco minutos más tarde pasó dos carriles al lado de donde está Sebastián.

La espera continuó. Autos siguieron pasando a exceso de velocidad. Tras poco más de una hora de espera desde que quitó la placa, un agente vial pasó en su motocicleta, pero éste no se percató del auto sin placa.

Como Sebastián vio que su plan no tuvo éxito en esa zona del Periférico, decidió moverse a otro lugar donde posiblemente habría más circulación de patrullas. En el camino hacia la Avenida Vallarta, antes de pasar la Avenida Guadalupe, se topó con la patrulla V926. Ésta le pitó y le hizo señas para que se orillara. Sebastián detuvo el auto, bajó de éste y saludó al oficial. Mantuvieron la siguiente conversación en la que se negoció la infracción:

— Joven ¿dónde dejó su placa?
— Híjole, andaba bien floja y mejor la quité. Por las prisas, cuando salí de mi casa se me olvidó ponerla.

— ¿Si sabía que al no traer una placa en el espacio que dejó la empresa que fabricó el carro, es motivo de infracción?
— Sí oficial, pero le digo que se me olvidó ponerla otra vez.

— Enséñeme su licencia y su tarjeta de circulación.

Sebastián sacó su cartera. Tomó las credenciales y se las dio al policía de tránsito.

— Pues vamos a tener que levantarle una infracción.

— No oiga, cómo cree. Me va salir bien caro, ¿no se puede hacer algo? —, preguntó Sebastián. Abrió su cartera y se fijó cuánto dinero traía.

— Pues dígame, ¿qué vamos a hacer con usted Sebastián?
Él tomó de su cartera un billete de 100 pesos y se lo enseñó al policía vial. Éste le dijo “pónlo ahí”, debajo de su papeleta de infracciones. “¿Hasta dónde vas?”, le preguntó. Sebastián dijo que hasta la base aérea. El policía de tránsito replicó: ándate con cuidado. En cuanto llegues pónle la placa.

El joven agradeció que no se le multara. El oficial agrega: Oye, si te vuelven a parar les dices que ya te había parado la TP14. “TP14”, exclamó Sebastián y pregunta: ¿esa es la clave? Sí, esa es la clave de hoy, responde el oficial de la unidad V926.

Las multas por exceso de velocidad y las “mordidas” que se dan a los policías de tránsito por dicha falta, tal vez disminuyan cuando el próximo mes la Secretaría de Vialidad ponga en funcionamiento las anunciadas cámaras que detectarán a los autos que vayan más rápido de lo permitido, para emitir fotoinfracciones, pero la corrupción seguirá cuando se trate de otro tipo de faltas al reglamento de Vialidad.

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