Jalisco
A la baja, cantidad de hablantes de lenguas indígenas en México
De 10 millones de personas que mantenían la tradición en 2002, la cifra bajó a siete millones en 2010
Este descenso no sólo ocurre en México. Según el director, de las siete mil lenguas que existen en el mundo, la mitad está en peligro de desaparecer. El criterio utilizado en el Instituto para delimitar las lenguas en alto riesgo se da cuando 100 personas o menos las conocen. Es el caso de 64 de las 68 lenguas que existen en México, aunque, de acuerdo con López Sánchez, todas están amenazadas.
En el caso de Jalisco no se tienen problemas graves, afirma el funcionario, ya que las lenguas originarias (wixárika y náhuatl) están por arriba de los 40 mil y el millón de hablantes, respectivamente.
Entre lo “negativo”, López Sánchez destaca que tras un cambio en la metodología del censo de población del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), “hay un reconocimiento del origen étnico”. Ahora, 15.7 millones de personas se reconocen como indígenas. En 2005, se decía que había 10 millones.
“Durante mucho tiempo ha permeado la discriminación y exclusión social a la población indígena. Tenemos una parte positiva: queremos cambiar el asunto; hoy vemos una población indígena que se reconoce y se valora a ellos mismos”.
A recuperar el origen
Entre las acciones que desde el Inali se realizan para revindicar las lenguas, está la creación de “nidos de lengua”, donde adultos enseñan a los niños las cuestiones lingüísticas en las zonas con más riesgo de perder su habla nativa.
También se publicó la convocatoria del Premio de Literaturas Indígenas de América que se entregará durante la edición 2013 de la Feria Internacional del Libro en Guadalajara.
A largo plazo, se tiene planteado partir de dos conceptos para la política pública en materia de lingüística indígena: la visibilidad y la audibilidad de las lenguas. Eso se traducirá en el conocimiento del mapa de la diversidad, “nos interesa que se sepan cuáles son las lenguas que se hablan, cuántas, dónde están y cuáles son sus características”.
Para 2018 se fijó la meta de tener traducida la Constitución en las 68 lenguas; se elaborarán diccionarios y se normará la escritura de las lenguas. Hasta ahora, el Inali tiene ocho normas terminadas de Chiapas, y se tienen en proceso 18 más, de 12 estados de la República. “Debemos tener traductores en todas las lenguas para la interpretación en el ámbito de justicia, salud y educación”.
El director del Instituto menciona que se tiene una visión para 2030, en donde las lenguas tengan presencia en todos los ámbitos públicos o privados, “vemos una sociedad mexicana donde ven diferente esa diversidad (…) así nos enriquecemos todos”.
Al respecto, la Comisión Estatal Indígena (CEI) trabaja en la elaboración de un padrón, que pretende obtener una cifra más aproximada a la realidad de las etnias que hay en la Entidad, y el número de personas que las integran.
De acuerdo con la jefa administrativa de la CEI, a diferencia de los patrones que sigue el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que identifica a un miembro de comunidad indígena sólo por la lengua que hablan, también incluirán cuestiones de carácter cultural.
Afirma que hay imprecisiones en la construcción de un censo en el que no se toma en cuenta como indígenas a los integrantes que no hablan la lengua materna. Y esa es la razón por la que centrarán su atención en factores adicionales.
“De esa forma consideramos a la población originaria y, con base en ello, determinamos quién verdaderamente pertenece a esa comunidad y no nada más con el parámetro de la lengua, sino de más cuestiones”, expone.
El padrón está apenas comenzando a nutrirse, y estima que para octubre próximo podría haber avances significativos. “Nosotros estamos reconociendo a los indígenas de otros estados; por ejemplo, a los jornaleros que vienen por temporadas de cosecha o de siembra”.
• MENOS DE 54 MIL PERSONAS MANTIENEN VIVA ESTA FORMA DE COMUNICACIÓN
Riqueza cultural de Jalisco, en riesgo
El espectro de la población que vive en Jalisco y habla una lengua indígena es reducido. Sólo 0.8 de cada 100 habitantes del Estado manejan uno de estos idiomas. En total, hay 53 mil 695 hablantes de lengua indígena en territorio jalisciense, informa el Inegi (Instituto Nacional de Estadística y Geografía), de acuerdo con sus Censo de Población y Vivienda 2010.
Las principales lenguas indígenas que se registran en Jalisco son: wixárika, hablada por quienes viven en la Zona Norte del Estado, mayoritariamente; náhuatl, por quienes residen principalmente en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG); purépecha, lengua hablada por originarios de Michoacán que han migrado a Jalisco, se encuentran sobre todo en el Sureste, y los hablantes de lenguas mixtecas, que se han instalado, provenientes del Guerrero y Oaxaca, al Sur de Jalisco.
Los municipios que más concentran hablantes de lenguas indígenas son Mezquitic y Zapopan; de cada 100 personas que manejan estos idiomas, 23 se ubican en cada una de estas localidades.
Según el proyecto Idiomas en Peligro de Extinción (Endangered Languages), emprendido a través de internet por organizaciones civiles y académicas, con información de la Universidad de Hawai en Manoa y la Universidad Oriental de Michigan, indica que la vitalidad de un idioma corre peligro cuando la transmisión comienza a reducirse; conforme se terminan las generaciones más viejas, las nuevas se desarrollan en un entorno en el que su lengua de origen familiar no es indispensable, y se pierde esta transferencia cultural.
SU ORIGEN
El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas distingue la diversidad lingüística en México en tres niveles: familia lingüística (conjunto de lenguas semejantes con un origen histórico común), agrupación lingüística (conjunto de variantes lingüísticas comprendidas bajo el nombre dado a un pueblo indígena) y variante lingüística (la forma más variada de la lengua).
En Jalisco se hablan idiomas de la familia yuto-nahua, que tiene su origen en el Noreste del país. Otra corriente se desvió hacia Guanajuato y Zacatecas, como la oto-mangue, mismo del que se desprende el mixteco y otomí; también el purépecha corresponde a una familia lingüística hablada en el Estado.
Así, un náhuatl particular nació en Jalisco por agrupaciones lingüísticas, basado en el clásico hablado en México-Tenochtitlán.
La Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas, publicada en 2012, tiene por objeto regular el reconocimiento y protección de los derechos lingüísticos, individuales y colectivos de los pueblos y comunidades indígenas, así como la promoción del uso y desarrollo de las lenguas indígenas.
SABER MÁS
Originarias de Jalisco
> En México hay 364 variantes, que pertenecen a 68 lenguas indígenas, de 11 familias; 64 están en alto riesgo de desaparición, ya que tienen menos de 100 hablantes.
> En Jalisco hay dos lenguas nativas registradas por la Secretaría de Cultura, el wixárika y el náhuatl; el primero, a pesar del panorama, han pasado de tener 43 mil hablantes a 47 mil, y el náhuatl pasó de tener dos millones 445 mil hablantes, a un millón 586 mil.
> Jalisco entra en los estados con población de 10 mil a 50 mil hablantes de lenguas indígenas, de los siete millones totales. La mayor parte de la población indígena radica en el Sureste del país.
> El wixárika se maneja en tres variantes:
> Del sur, el cual se habla en Bolaños, San Martín de Bolaños, y Villa Guerrero
> Del Este, en Mezquitic.
> Del Oeste, en Huejuquilla el Alto.
> La lengua náhuatl tiene una variante, la de Occidente, en Cuautitlán de García Barragán.
LA VOZ DEL EXPERTO
• Respeto, clave para su preservación
Esteban Gutiérrez Hermosillo (presidente de Arsa)
La clave para preservar usos y costumbres de las comunidades indígenas, entre ello, su idioma, es que las autoridades les propicien el entorno para que se desarrollen con el estilo de vida al que están impuestas, explica Esteban Gutiérrez Hermosillo, presidente de la Agencia por la Regeneración Socio-Ambiental (Arsa).
Que tengan acceso a los servicios necesarios, pero que no alteren su estilo de vida original, sus actividades económicas que por tradición realizan y que puedan abastecer sus necesidades con los recursos que tienen; si se respeta eso, se preservarán sus costumbres.
“Quieren occidentalizar a los indígenas”, comenta el presidente de Arsa, asociación que tiene proyectos con comunidades wixárikas. Las autoridades en su afán de acercarles servicios, rompen con sus costumbres, y en el caso específico de la lengua, por ejemplo, por llevarles educación se les orilla a manejar el castellano.
Preservar la riqueza de las culturas indígenas significa preservar México. Dado que dichas comunidades corresponden al origen del país, nacidas hace miles de años y con características meramente mexicanas, no reconocerlas significa “asesinar a México”.
Para conservar las lenguas, y en general las costumbres de los grupos indígenas, lo primero que deben hacer las autoridades es reconocer a las comunidades como integradas por personas con mucho potencial, y que las políticas públicas de desarrollo no interfieran en este reconocimiento, comenta Gutiérrez Hermosillo.
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