Jalisco

A 10 días de recuperar una libertad truncada a los 15 años

Crónica de un joven encerrado por secuestro

GUADALAJARA, JALISCO (20/MAY/2013).- Sólo 240 días separan a "Ramón" de la libertad, una libertad que le fue truncada cuando tenía apenas 15 años, debido a que tanto un agente del Ministerio Público como el juez que siguió su caso encontraron pruebas suficientes para relacionarlo con un secuestro.

El joven de 22 años narra esto enfundado en su uniforme de colores claros y con la mirada hacia abajo. Es evidente que le incomoda hablar del hecho que le marcó, y que desde 2008 le ha impedido jugar basquetbol, el deporte que le apasiona, en una cancha alejada de las protegidas paredes de concreto que marcan el límite de su nuevo hogar.

Ha vivido en el Tutelar por cinco años y en la Granja otros dos; espacios que aunque hoy tienen un nombre mucho menos agresivo, al final son complejos de reclusión para adolescentes y jóvenes infractores. Frente a él se encuentra un desconocido con papel y pluma en manos, registrando todo cuanto menciona. Al lado de éste, un hombre en traje escuchando todo cuanto dice: el director del lugar, Roberto Lares Gil.

Fue llamado por las autoridades, quienes consintieron que los relatos del núcleo de reinserción salieran a la luz. Recibe un cálido saludo éstas, y es animado a hablar de sus condiciones de vida. De su buena estadía en el lugar. De su rutina diaria. De las "bondades" del sistema de reinserción para jóvenes en Jalisco.

Se le ve tranquilo, aunque responde con cierta desconfianza. Dice que tanto en el módulo que se ha convertido en su domicilio, como en el resto del complejo, los guardias los levantan a las siete de la mañana para la primera lista del día. El baño que sigue a los primeros rayos de luz es obligatorio; nadie puede escapar de él, todos deben estar limpios previo al desayuno.

Las tres comidas diarias tienen un horario establecido, aunque estas varían; no son las mismas. En sus horas libres gusta de practicar deportes y manualidades. Ahí, en el flamantemente rebautizado Centro de Atención Integral Juvenil, concluyó su adolescencia estudiando computación e inglés. Ahí, asegura frente a la autoridad a la que aún rinde cuentas, le animaron a darle rumbo a su existencia una vez que salga... en sólo 10 días.

A su lado está "Adán", un joven que fue detenido por homicidio, y que a ello debe una permanencia de cinco años y nueve meses con vigilancia constante. Continúa el relato de "Ramón", y expone que incluso reciben postre en las comidas. Él perdió a uno de sus padres mientras se hallaba cumpliendo su sentencia, y debe a los psicólogos del lugar un ánimo distinto desde que eso ocurrió. "Ellos me ayudaron", expone.

El joven de 23 años destaca las clases de artesanía: la catarsis de un encierro con horario riguroso que concluye a las 10 de la noche; hora en que deben ocupar sus camas para abandonar por un rato este plano y esperar a reiniciar jornada nuevamente, con el primer llamado de lista.

"A mí lo que más me ayudó fue la ayuda psicológica, porque la verdad sí venía emocionalmente distraído por los problemas que tenía afuera con la familia", concluye Ramón. "Yo saldré un poco mejor, la verdad. Andaba mal cuando estaba en la calle; sí andaba en malos pasos", finaliza Adán.

EL  INFORMADOR / ISAACK DE LOZA
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