Jalisco
— “Vacas gordas”
De los Años de Vacas Flacas del panismo a los actuales, de Vacas Gordas, legiones de precandidatos a “la grande” han pasado
—II—
Como en “la dictadura perfecta” —como llamó, con tino de apache, Mario Vargas Llosa a los siete decenios de hegemonía priista—, el Presidente de la República habló, el pasado fin de semana, no precisamente como tal, sino como “el primer panista del país”. Dos cosas de su discurso llamaron especialmente la atención: una, al decir que habría que buscar “al mejor candidato o candidata”, la posibilidad de que la responsabilidad histórica de mantener al PRI otros seis años alejado de la vieja querencia de Los Pinos, corresponda a una mujer; otra, escudriñar entre los ciudadanos, “militantes o no”, para dar con “el o la mejor”, “porque lo que está en juego —lo dijo el Presidente— es nada menos que el futuro del país y no sólo el futuro del gobierno de Acción Nacional”.
—III—
Que el PAN, en el pasado, alguna vez se abstuviera de presentar candidato a la Presidencia de la República —como llegó a suceder—, por considerar que las cartas estaban marcadas y que no había condiciones para el libre juego democrático, se explica. Que el PAN, en el presente, cuando el desgaste del PRI y los vientos de la democracia propiciaron el cambio de membrete (¡lástima que de ahí no pasara!) y lo convirtieron —¡quién lo hubiera dicho!— en “el partido oficial”, plantee la posibilidad de que un no panista se convierta en el abanderado del partido que ponía los principios por encima de los triunfos electorales, y la moralización de la política por encima del control a ultranza de los cargos públicos, parece dar la razón a Lord Acton, en la más famosa, rotunda y lacónica de sus sentencias: “El poder corrompe”.
JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.
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