Jalisco

-Triunvirato

Hipótesis un tanto dudosa, la verdad sea dicha, a partir de la historia, generosa en pruebas de que pocas especies zoológicas hay como la de los profesionales de la política

“A confesión de parte —reza el axioma jurídico—..., relevo de prueba”.

Si, como refieren las notas informativas de diversos medios, los tres gobernadores emanados de las filas del Partido Acción Nacional (PAN) que Jalisco ha tenido centraron la reunión “histórica” que sostuvieron el viernes pasado, en la intención de “limpiar” al instituto político que les sirvió de trampolín para llegar a una de las más envidiables cumbres intermedias en el mundo de la política —obvia decir cuál es “La Cima” por antonomasia—, la plausible intención implica el reconocimiento tácito de que las administraciones panistas no han estado exentas de cosas sucias: indignas de las inmaculadas banderas de los idealistas de la política que acariciaron un sueño: que el arribo del PAN al poder fuera el medio idóneo para lograr “la patria ordenada y generosa” que sigue siendo asignatura pendiente tanto de quijotes de la política como de logreros de la misma.

—II—

Dicen las mismas notas informativas que a la “cumbre panista” asistieron los señores Cárdenas Jiménez, Ramírez Acuña y González Márquez. Nadie más. Ningún dirigente de su partido. Ninguno de los personajes que han tenido fama de fungir como “el poder tras el trono”. Únicamente las tres “divinas personas” —permítase la analogía— de esa peculiar “santísima trinidad” (así: con minúsculas)... Aseveran que lo hicieron “dispuestos a olvidar los desencuentros del pasado”. Hipótesis un tanto dudosa, la verdad sea dicha, a partir de la historia, generosa en pruebas de que pocas especies zoológicas hay como la de los profesionales de la política, tan vulnerables al virus del rencor, el resentimiento y la revancha..., y tan resistentes, por tanto, a los anticuerpos de la generosidad, el olvido y el perdón.

—III—

Dicen también las crónicas del evento que “los tres grandes” coincidieron en la necesidad imperiosa de que su partido postule a cargos de elección popular,  no precisamente a candidatos sensibles a las demandas de la ciudadanía, conocedores a profundidad de la compleja problemática social, y dueños de historiales que representen una razonable capacidad para el desempeño de la encomienda que el voto popular les asigne; ¡ah!, pero eso sí, “limpios y transparentes”. (No dicen las notas, en cambio, si el ex gobernador que actualmente es diputado y su colega que actualmente es senador, impulsarán, desde las respectivas cámaras, las reformas legales que otorguen la ciudadanía y permitan ser candidatos a los únicos mortales que cubrirían tan peculiar perfil: los recién nacidos).

JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.
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