Jalisco

— “¿Será verdad..?”

El Gobierno del Estado proyecta adquirir, rescatar, preservar y restaurar —dizque...— los sitios donde se asentaron y dejaron constancia de su desarrollo y su cultura importantes grupos humanos

Es un secreto a voces entre los lugareños de varios municipios que se encuentran a tiro de piedra del asentamiento humano más grande de la comarca: en Tlajomulco, Arenal y Ahualulco de Mercado existen pruebas incontestables de que por esos rumbos se asentaron, siglos ha, civilizaciones: grupos humanos que dignificaban a la especie del “homo sapiens”... Los mismos lugareños atesoran “in péctore” (en el corazón, digamos) ese testimonio. Prefieren que así sea. Están convencidos de que el hermetismo es lo más prudente, “porque si llegara a saberse —dicen—, los saqueadores se encargarían de que de esos vestigios (centros ceremoniales, tumbas, herramientas, vasijas, ornamentos, etc....) no quedara el menor rastro”.

—II—

Como mero ejercicio, tiene su encanto imaginarse a cualquier ciudad “antes —diría Juan Verdaguer— de que la mano del hombre metiera el pie”. En el caso de Guadalajara y sus dilatadas, indisolubles y ya inseparables anexas, imaginar al Valle de Atemajac en su estado natural, como lo dejó el Creador cuando decidió que así estaba justo a la medida de su gusto, contemplado desde Zapopan o desde la cima del Cerro del Tesoro, por ejemplo: libre de las construcciones que supuestamente lo embellecen, de las rúas que teóricamente facilitan la circulación de sus millones —ya— de habitantes; pródigo, en cambio, en apacibles riachuelos —¡con estos calorones, ya desde entonces..!— y en toda suerte de cantos a la vida.

—III—

Al abrir los ojos y volver a la realidad, tropezamos con la noticia de que el Gobierno del Estado proyecta adquirir, rescatar, preservar y restaurar —dizque...— los sitios en que se encuentran los tepalcates que dan testimonio de que en estas benditas tierras se asentaron y dejaron constancia de su desarrollo y su cultura importantes grupos humanos, antes de que a Doña Beatriz Hernández (una mujer, obviamente) le gustaran estas feraces praderas para transformarlas, según el mito fundacional de Guadalajara, en la “tierra de machos” que es actualmente... y en la sede de “los mejores Juegos Panamericanos de la historia” que próximamente será.

La utilidad práctica de esa inversión —dícese— consistirá en acrecentar el abanico de atractivos turísticos de la región, honrar el legado cultural de los antepasados —aunque no hay tapatío que no se precie de ser descendiente directo de los europeos que la fundaron—, y salvar de los depredadores actuales y futuros tan respetables ruinas.

Colofón: ¿será verdad tanta belleza..?
Síguenos en

Temas

Sigue navegando