Jalisco
— Profeta
Si se pretende que el tren sea elevado, ese simple hecho 'distorsionaría la imagen de la ciudad'
—II—
En su carácter —meramente circunstancial, como ya se apuntó— de urbanista, Roca estuvo en Guadalajara. Quienes tuvieron oportunidad de dialogar con él, aprovecharon para preguntarle, apelando a la autoridad moral que tiene como “urbanista”, su opinión con respecto al sueño tapatío de moda: el tren de levitación magnética de cuya operación fueron a interiorizarse el gobernador del Estado y el presidente municipal de Guadalajara, a Atlanta, hace dos semanas.
Roca, el urbanista, advirtió que si se pretende que el tren (para el que ya se contemplan, tentativamente, las primeras rutas: Toluquilla-Tesistán y Santa Chila-Santa Mago) sea elevado, ese simple hecho “distorsionaría la imagen de la ciudad”... No dio detalles. (Por pudor, obviamente. Hubiera sido de mal gusto cualquier alusión explícita a lo impertinente que resultaría el paso del bólido, atiborrado de libidinosos pasajeros, casi sobre la cabeza de quienes aún cultivan la sana costumbre del baño semanal, a punta de guajazos, en el patio de su casa).
Dijo también que sería conveniente, antes de dar luz verde a ese proyecto, “reordenar el modelo de transporte público que tiene la ciudad”. Los circunstantes apenas si tuvieron tiempo de morderse los cachetes, para no soltar la carcajada en sus narices. (¿Un “modelo de transporte público” en Guadalajara, señor Roca?...
¡Si le contáramos la historia del tiempo y el dinero que se gastó, hará dos décadas, en el proyecto de las “rutas ortogonales”, y el aborto fulminante en que se resolvió...! El corolario perfecto para su recomendación sería la profunda frase de Lupita D’Alessio: “¡Qué poquito nos conoces...!”).
—III—
Roca, entonces, reparó en que Guadalajara tiene en los Juegos Panamericanos programados para 2011, “una oportunidad histórica única”, y confió en que la ciudad, para entonces, tenga “un plan de movilidad”... Si no, apuntó, los Juegos traerán consigo “problemas viales graves”.
Y fue ahí que Estanislao Roca, al dejar caer, traicionado por el subconsciente, la máscara de urbanista con que en vano trata de pasar inadvertido a los ojos del mundo, mostró (dentro de 13 meses lo estaremos comprobando, como no ocurra un milagro...) su verdadero rostro: el de profeta.
Síguenos en