Jalisco
— Paradoja
La ''Ley Antiborrachos'', coincidió —mero azar— con las vísperas de la fastuosa celebración de los consabidos centenarios
—II—
La primera jornada de operativos de fin de semana, derivada de la entrada en vigor de la llamada “Ley Antiborrachos”, en efecto, coincidió —mero azar— con las vísperas de la fastuosa celebración de los consabidos centenarios: el segundo de la Independencia y primero de la Revolución.
Como oportunamente informaron los medios, el operativo en cuestión se llevó a cabo en forma un tanto aparatosa. Independientemente del personal de la Secretaría de Vialidad y Transporte, al que correspondía detectar a los automovilistas que incurrían en infracciones de tránsito (exceso de velocidad, sobre todo, pero también “pasadas” de alto, vueltas en lugar prohibido, falta de alguna luz reglamentaria, “circular de aquí p’allá en una calle en que la circulación es de allá p’acá”, como consignó, en una boleta digna de ponerle marco, un célebre “tamarindo” de Toluca, etc.), se sumaron a los susodichos operativos los reporteros reacios a resignarse al escueto y descafeinado boletín oficial, empeñados en incorporar a su relato la nota “de color”, y, por supuesto, los representantes de organismos de la llamada “sociedad civil” —lo que antiguamente se llamaba pueblo—, dispuestos a constatar si en la aplicación de las modificaciones a diversos cuerpos de leyes se incurría en atropellos, exacciones o violaciones a los derechos humanos.
Al final de cuentas, al margen de unos cuantos malentendidos y las correspondientes quejas, las cifras: se levantaron cerca de 150 infracciones por exceso de velocidad (enteramente lógicas: el automovilista tapatío vive frustrado porque la velocidad promedio en la ciudad, en horas pico, es de 14 kilómetros por hora... y su vehículo, por modesto que sea, tranquilamente puede “levantar” 10 veces más); de cerca de 50 pruebas de alcoholemia practicadas, poco más de la cuarta parte —16, para ser exactos— resultaron positivas...
—III—
Los números ponen en tela de duda la proverbial fidelidad de los tapatíos a sus más inveteradas tradiciones (“Chivas, chavas y cheves”)... y obligan a compartir el recelo con que reaccionaba el abuelo cuando alguien se rehusaba a secundar un brindis:
—Desconfío de los abstemios: algo malo ocultan...
Síguenos en