Jalisco

— Otro aborto

La incapacidad de la autoridad para ''socializar'' el proyecto

“Y al despertar, el dinosaurio se había esfumado...”.

Variante —perdónese la irreverencia— del cuento de Augusto Monterroso que se ha vuelto clásico, el relato pudiera aplicarse a un episodio que al común de los mortales condenados a purgar pecados de vidas anteriores en este Valle de Lágrimas, quizá le pasó de noche.

La noticia, si así puede llamarse a una que carece en absoluto de materia prima (un suceso trascendental o interesante, una declaración significativa... o, en el peor de los casos, simplemente atractiva), sería ésta: “Llegó el 15 de noviembre... y no pasó nada”.

—II—

Algún tapatío que se hubiera dormido al comienzo de la película, se habría percatado de que, en efecto, el 15 de noviembre... “no pasó nada”.

—Es por el puente —le habrían explicado sus coterráneos. Y no estarían demasiado alejados de la verdad. Después de todo, fue notorio, desde la mañana del sábado, que la presencia de automóviles en las vialidades y de bípedos implumes (como llamaba Platón a las réplicas del “homo sapiens” con que coexistía en la antigua Atenas) en calles y centros de reunión citadinos, disminuyó de manera significativa.

La noticia —si cabe el vocablo, reiterémoslo— estriba en que para el 15 de noviembre estaba programado, según las previsiones de quienes gobiernan Guadalajara, el inicio de la obra por excelencia de la administración municipal: el túnel de la Avenida Vallarta, en la zona de la Glorieta Minerva.

Sin embargo...

—III—


Váyale sumando, señor...

1.- La inexistencia (o insuficiencia, al menos) de los estudios técnicos —de vialidad, de mecánica de suelos, etc.— que soportaran la decisión. 2.- La oposición resuelta de habitantes y comerciantes de la zona, por considerar que la obra les reportaría más perjuicios que beneficios. 3.- La incapacidad de la autoridad para “socializar” el proyecto. 4.- El apremio del tiempo, porque cualquier obra de largo aliento que se contemple para Guadalajara tendría que concluir antes del plazo fatal inamovible del 13 de octubre de 2011 (la fecha programada para la inauguración de los Juegos Panamericanos). 5.- La experiencia, que enseña que lo que resta del año y hasta el final del célebre “puente Guadalupe-Reyes” será, para efectos de política y gestión pública, tiempo muerto.

Colofón: el próximo proyecto factible será, probablemente, la ampliación del almacén —saturado ya— en que se archivan las promesas incumplidas de los políticos, y los proyectos fallidos para Guadalajara y sus estoicos habitantes.
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