Jalisco

— ¿No que no...?

Por más loas que se canten a la transparencia, al final de cuentas es mejor (o más práctico, al menos) pedir perdón que pedir permiso

Para que se entienda por qué se afirma que “El talante receloso de la hembra del pollino no era congénito, y sí, en cambio, resultado lógico y natural de la experiencia” (en otras palabras, que “La burra no era arisca: la hicieron”), ahí están los hechos, avalando la prudencia del gobernador del Estado, al hacer rollito, por esta vez, la bandera de la transparencia, y decidir, a la soberana Ley de Sus Pistolas, sin someter su resolución a “consulta pública” y patrañas similares, dónde se construirá y qué características tendrá el Estadio de Atletismo para los Juegos Panamericanos de 2011.

—II—

Ayer se repasaban aquí, a vuela pluma, algunos episodios de la historia reciente, que moldearon el carácter suspicaz —como se dijo arriba— de la hembra del jumento: la proyectada Presa Arcediano, el Proyecto Alameda para la Villa Panamericana, el proyecto de construir el Estadio de Atletismo en El Disparate, el proyecto de hacer pasar la Línea 2 del Macrobús frente a (o debajo de) la Catedral: sucesos que vienen a ser, en último análisis, hermanitos carnales, y cuyo común denominador fue que se malograron en cuanto fueron sometidos al análisis de la opinión pública.

En ningún caso hubo una discusión  ponderada, con sustento documental, con argumentos dialécticos, de asuntos que eran, supuestamente, de interés general.

En todos se saltó, directa e inmediatamente, del planteamiento al altercado, sin pasar por el debate juicioso y civilizado. En todos, el resultado fue el mismo: mucho ruido... y al cabo, cero nueces.

—III—

Ayer también, en cuanto se difundieron algunas notas periodísticas —probablemente verídicas, puesto que no han sido desmentidas oficialmente— que especulaban sobre la posible ubicación del predio en que se construirá el dichoso estadio (al final de la Avenida Mariano Otero, a corta distancia del Bosque La Primavera), surgieron, como liebres en cuanto alguien lanza la primera pedrada al matorral, los primeros “contreras”: Óscar López Susarrey, dirigente del PRD en Zapopan, se entrevistó con el alcalde Héctor Vielma y le solicitó todos los documentos que harían falta para proceder a la construcción: desde los permisos para el movimiento de tierras hasta la licencia de construcción propiamente dicha, pasando por los estudios de factibilidad, impacto ambiental, etc.

Los años —y el ejercicio de gobierno, por supuesto— enseñan que, por más loas que se canten a la transparencia, al final de cuentas es mejor (o más práctico, al menos) pedir perdón que pedir permiso.
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