Jalisco
— Miedo
Asesinatos, asaltos, robos y secuestros, modernos jinetes del Apocalipsis, han extendido hasta Jalisco sus dominios
Aunque quizá todo mundo supiera dónde estaba la dichosa llave, nadie se atrevía a entrar a una casa ajena, si los anfitriones no le franqueaban el paso y lo invitaban a hacerlo... (Eran los tiempos, en efecto, en que “Los valses venían de Viena, y los niños, de París”).
—II—
El señor Don Fernando (nombre de pila del secretario general de Gobierno de Jalisco), finalmente, dio su brazo a torcer. Hasta hace unos días, estaba reacio a seguir la corriente a los alarmistas. Éstos comenzaron a propalar la malévola versión de que en Guadalajara (la “Ciudad Amable” que vendían sus gobernantes) y municipios conurbados (la risueña “Villa Alfarera” por un lado, la apacible “Ex Villa Maicera” por el otro), y aun en las aldeas más recónditas de ésta que se preciaba de ser “Tierra de Dios y de María Santísima”, la violencia ha echado raíces. Asesinatos, asaltos, robos y secuestros, modernos jinetes del Apocalipsis, han extendido hasta Jalisco sus dominios. Signo visible de dicho fenómeno, el miedo: miedo a salir a la calle, si no hay la necesidad imperiosa de hacerlo, por la noche; miedo a aventurarse por ciertas calles y ciertos barrios; miedo a circular en automóvil, de noche, con los vidrios abajo; miedo a los extraños que se aproximan; miedo —¡oh, paradoja...!— a la Policía...
Ahora, finalmente, lo acepta: “En Jalisco, en los últimos 15 días —dice—, hemos visto un deterioro importante en las condiciones (de seguridad) a las que estábamos acostumbrados...”.
—III—
(Que Don Fernando diga que “en los últimos 15 días hemos visto un deterioro importante”, etcétera, no significa que en los últimos 15 días se haya dado, de improviso, ese deterioro. Significa, simplemente, que Don Fernando y la casta privilegiada que puede darse el lujo de vivir en burbujas, lejos de donde tiene que hacerlo el ciudadano de a pie, apenas en los últimos 15 días se decidió a abrir los ojos. Conste).
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