Jalisco
— ''Más iguales''
A la hora de los mameyes, ya se ha visto: el proyecto de construir la Villa Panamericana en los alrededores del Parque Morelos abortó estrepitosamente
Sin embargo, la experiencia enseña que, vistas bien las cosas, unos son “más iguales” que otros.
Botón de muestra: el más reciente capítulo —que no el último, ciertamente— de la pesadilla en que se han convertido los Juegos Panamericanos del año próximo en Guadalajara.
—II—
Como se recordará (mejor dicho: como probablemente ya se habrá olvidado), cuando se anunció que Guadalajara era la afortunada ganadora de la rifa del tigre, los merolicos que en ese tiempo la gobernaban pintaron, como saben hacerlo magistralmente, un panorama idílico: afirmaron que la ciudad ya contaba con la mayor parte de la infraestructura necesaria para solventar el compromiso; como el presidente de la Federación Mexicana que dijo que “bastaría con una brocha y un bote de pintura” cuando a México le cayó de rebote la sede para el Mundial de 1986 (a la que Colombia declinó porque su entonces presidente —Belisario Betancourt— se negó a plegarse a las que llamó “extravagancias” de la FIFA), aquí se dijo que una moderada inversión bastaría para cumplir más que decorosamente; se agregó que lo poco que debería construirse serviría para solventar los rezagos que se habían acumulado en los últimos años...
A la hora de los mameyes, ya se ha visto: el proyecto de construir la Villa Panamericana en los alrededores del Parque Morelos abortó estrepitosamente: se compraron —muy caros, además— los predios que generarían, a partir de la susodicha Villa, el contagio positivo que serviría para revertir la degradación implacable del primer cuadro de la ciudad. La oposición de organismos de la sociedad civil al proyecto de construir el estadio de atletismo en la ceja de la Barranca (en “El Disparate”), motivó la decisión, insuficientemente transparentada —por no decir que un tanto cuanto clandestina— de construirlo del otro de la mancha urbana: a inmediaciones del bosque de La Primavera. A partir de una cándida licencia del municipio para realizar, supuestamente, inocuos movimientos de tierras, se talaron cientos de árboles en más de tres hectáreas de bosque; es decir que hubo organismos gubernamentales (Conagua, Semades, etc.) que cerraron un ojo, por no decir, de plano, que fueron cómplices, por omisión, de posibles agresiones —irreversibles, quizá— al medio ambiente.
—III—
Lo que demuestra que, en efecto, si bien es cierto que “Todos los ciudadanos son iguales ante la Ley”, la experiencia demuestra que unos son “más iguales” que otros.
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