Jalisco
— Humor negro
Cualquiera diría que muerte y humor son agua y aceite
Cualquiera diría que muerte y humor son agua y aceite. Nada más falso... Hay, para probarlo —como si hiciera falta, después de “La Catrina” y anexas—, epitafios paradigmáticos; como éste: “Aquí yacen los restos de un ser que poseyó la belleza sin la vanidad, la fuerza sin la insolencia, el valor sin la ferocidad, y todas las virtudes de un hombre, sin sus vicios”, redactado por Lord Byron y colocado sobre la tumba de “Botswain”...: su perro.
—II—
Más allá de la literatura, de la fantasía o la agudeza de quien no pierde el garbo y el salero ni siquiera en lo que algunos cursis llaman “el instante supremo de la existencia” (¡qué bien se ve que nunca han visto ganar al Atlas...!), hay gemas del humor involuntario que merecerían el homenaje de la taxidermia.
Un ejemplo clásico: la infracción que levantó un “inspector de alcoholes” y estuvo mucho tiempo, debidamente enmarcada, en el Ayuntamiento de Guadalajara. El motivo: “Por servir alcohol sin alimentos en el velorio de un difunto, incluyendo al susodicho”.
Otro: mientras algunos medios manejaban, ayer, “Día de Muertos”, la macabra información relacionada con la multiplicación de las ejecuciones en Jalisco (se registraron 84 durante 2009; en 2010 van 795... más las que se acumulen esta semana), no obstante las declaraciones oficiales en el sentido de que hasta esta “Tierra de Dios y de María Santísima” no ha llegado la violencia que aterra a otras entidades del país, una curiosa nota de Patricia Romo Sahagún (“Público”, XI-2-10) consignaba, por una parte, el lamento de los dueños de funerarias: la violencia no ha “beneficiado” a ese sector; en compensación, un consuelo: si no fuera porque las muertes violentas están de moda, ya habría cierre de empresas en ese sector.
—III—
La nota incorporaba una declaración de don Jesús Navarro Loza —empresario local de pompas fúnebres—, revolucionaria en la historia de la Humanidad: “Cada vez se mueren menos personas”.
Dicha declaración enmienda la plana a Perich —humorista español— cuando afirmaba que, “Pese a los avances de la medicina, el índice de mortalidad sigue siendo de 100%”... y sugiere que (premio a nuestra virtud, seguramente) vamos de regreso al Paraíso de nuestros primeros padres, donde —según el Génesis—, hasta antes del episodio de Adán, Eva, la serpiente, la manzana, etc., ni la enfermedad ni la muerte estaban en la amorosa perspectiva de Jehová para sus criaturas.
—II—
Más allá de la literatura, de la fantasía o la agudeza de quien no pierde el garbo y el salero ni siquiera en lo que algunos cursis llaman “el instante supremo de la existencia” (¡qué bien se ve que nunca han visto ganar al Atlas...!), hay gemas del humor involuntario que merecerían el homenaje de la taxidermia.
Un ejemplo clásico: la infracción que levantó un “inspector de alcoholes” y estuvo mucho tiempo, debidamente enmarcada, en el Ayuntamiento de Guadalajara. El motivo: “Por servir alcohol sin alimentos en el velorio de un difunto, incluyendo al susodicho”.
Otro: mientras algunos medios manejaban, ayer, “Día de Muertos”, la macabra información relacionada con la multiplicación de las ejecuciones en Jalisco (se registraron 84 durante 2009; en 2010 van 795... más las que se acumulen esta semana), no obstante las declaraciones oficiales en el sentido de que hasta esta “Tierra de Dios y de María Santísima” no ha llegado la violencia que aterra a otras entidades del país, una curiosa nota de Patricia Romo Sahagún (“Público”, XI-2-10) consignaba, por una parte, el lamento de los dueños de funerarias: la violencia no ha “beneficiado” a ese sector; en compensación, un consuelo: si no fuera porque las muertes violentas están de moda, ya habría cierre de empresas en ese sector.
—III—
La nota incorporaba una declaración de don Jesús Navarro Loza —empresario local de pompas fúnebres—, revolucionaria en la historia de la Humanidad: “Cada vez se mueren menos personas”.
Dicha declaración enmienda la plana a Perich —humorista español— cuando afirmaba que, “Pese a los avances de la medicina, el índice de mortalidad sigue siendo de 100%”... y sugiere que (premio a nuestra virtud, seguramente) vamos de regreso al Paraíso de nuestros primeros padres, donde —según el Génesis—, hasta antes del episodio de Adán, Eva, la serpiente, la manzana, etc., ni la enfermedad ni la muerte estaban en la amorosa perspectiva de Jehová para sus criaturas.
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