Jalisco

— ''En vida''

“Alabanza en boca propia es vituperio”

Algunos medios lo tomaron a chunga (dice chunga, con u). Lo manejaron con eso que los franceses llamarían “mauvaise lait”: mala leche. Lo incorporaron, tangencialmente, a manera de “nota de color”, a las notas “de boletín” —oficiales, áridas, rutinarias, soporíferas...— acerca de la presentación, al alimón entre la Asociación de Industriales de El Salto y el Gobierno del Estado, del proyecto industrial pomposamente denominado “Centro Logístico Jalisco”. Lo incorporaron, quizá, con la deliberada intención de que produjera el efecto contrario al que se pretendía...

—II—


Sin más preámbulo: por no correr el riesgo de que algún malora le revirara que “Alabanza en boca propia es vituperio”, el gobernador Emilio González Márquez consideró, tal vez, que era de elemental justicia aprovechar que alguien le dejó la cuchara al alcance de la mano, para echarle una poca de crema a los tacos de Herbert Taylor, su coordinador general de Innovación y Desarrollo.

Así, amén de ponderar los beneficios económicos y sociales que reportará el cacareado Centro Logístico —especie de dique seco— que toma forma entre los municipios de Acatlán y Zacoalco, el señor gobernador puso a prueba la modestia y la capacidad para el rubor del aludido, al dedicarle esta encendida arenga (cuasi una letanía lauretana):

“Por donde pasa Herbert, vive y promueve integridad; por donde pasa Herbert, consigue resultados; por donde pasa Herbert, transforma, mejorando la realidad; por donde pasa Herbert, motiva con su ejemplo; por donde pasa Herbert, promueve instituciones: cosas buenas para Jalisco empezarán a surgir de aquí...”.

—III—

Por supuesto, no se duda, en absoluto, de la sinceridad del elogio del gobernador a uno de sus colaboradores más estrechos.

Tampoco se duda del agasajo que habrá sido para el aludido escuchar, aún en vida, un anticipo de la que será, probablemente, la oración fúnebre en su memoria..., o del discurso de la inauguración de su estatua —ecuestre, de preferencia— en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres..., o del texto para promover la causa de su canonización que se haga llegar, en su momento, a la Santa Sede...

Lo que se quedó haciendo circo entre las neuronas de quienes escucharon el panegírico, es que exactamente lo mismo debería decirse, no de algún funcionario en particular, sino de todos, absolutamente todos los que cobran por gobernar como si supieran: que “por donde pasan, consiguen resultados, transforman la realidad, motivan con su ejemplo”, etc.

Y que si así no hubiera sido, habrían estafado vilmente al pueblo.
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