Jalisco

— El comal y la olla

El PRD deberá deshojar la margarita entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador; ya la ciudadanía decidirá, de prevalecer la candidatura de “El Peje”

Prolegómenos —¡Señor, misericordia...!— de las cada vez más próximas campañas electorales: los dimes y diretes entre panistas y priistas, las recíprocas acusaciones de que uno u otro (y no “uno y otro”) son los culpables de las crisis recurrentes, de la pobreza, la desigualdad, la corrupción y la injusticia que forman parte del panorama nacional, recuerdan, desde la perspectiva del ciudadano común, las mutuas recriminaciones de los enseres de la cocina (“Cri-Cri” dixit): “El Comal a La Olla le dijo: / ‘Cuando cruja, no arrempuje; / con sus tiznes me ha estropeado ya de fijo / la elegancia que yo truje’...”.

—II—

Estamos en plena temporada de “pre-destapes”. El PRI, al decir de los entendidos, ya tiene hecha, “desde endenantes”, la elección de su gallo: Enrique Peña Nieto, de quien se realiza un minucioso programa de cuidado y promoción de imagen, digno de un modelo de automóvil o una marca de relojes próximos a salir al mercado, o de la nueva presentación —con sabor “mejorado”, desde luego— de una marca de refresco... El PRD, se dice, deberá deshojar la margarita entre Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador; ya la ciudadanía decidirá, de prevalecer la candidatura de “El Peje”, si lo reelige como “presidente legítimo” (así, con comillas y minúsculas)... Del PAN, en tanto, a ciencia cierta no se sabe si tiene muchos ases en la mano, lo cual sería una ventaja tratándose de una partida de póker... o si se le juntaron todas las “mulas”, lo cual, si de una tanda de dominó se tratara, sería, por el contrario, una desventaja.

—III—

En todo caso, a partir de la premisa —de validez bastante discutible— de que el partido gobernante lleva, de entrada, las de ganar, es curioso que los actuales “suspirantes” de Acción Nacional (Josefina Vázquez Mota, Santiago Creel, Javier Lozano, Ernesto Cordero, Alfonso Lujambio y tres o cuatro más que, modestamente, “no se descartan”) estén más preocupados por dar la imagen de unidad; de civilidad, equidad y pulcritud —nada de golpes abajo del cinturón— en la contienda interna, que por lo que Cordero denominó “recuperar la mística” (recuperar, recuérdese, implica haber perdido algo)... y, sobre todo, por anteponer a cualquier consideración de carácter estratégico, el presupuesto de que entre una elección en que se piensa más en los candidatos que en los ciudadanos y una convención de la “Cosa Nostra”, no hay ninguna diferencia significativa.

JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.
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