Jalisco

— “Después (...), el diluvio”

Guadalajara (o, para ser más exactos, Zapopan) se quedará con una bomba de tiempo entre las manos

Si la máxima prioridad consiste en quitar del tortuoso camino de los Juegos Panamericanos de octubre próximo en Guadalajara la piedra que atravesaron los vecinos de Rancho Contento y la Cuarta Sala del Tribunal Administrativo del Estado (TAE), es probable que el objetivo, tuerto o derecho, se consiga.
La cuestión toral es ésta: ¿Y a qué precio...?

—II—

De entrada, acatar la resolución del TAE, decretar el “engarrótensenme ’ai” al efecto de suspender la construcción de los edificios de la Villa Panamericana en la zona de El Bajío, abrir los cauces para que continúe la pugna jurídica entre los promotores de la demanda y los directamente afectados por la misma (la Organización Deportiva Panamericana, el Comité Organizador de los Juegos, el Gobierno de Jalisco —y aun el de la República que ha dado el aval para que Guadalajara responda al compromiso que asumió— y los particulares legítimanente interesados en que el proyecto finalmente se realice), implica correr el grave riesgo de que se pierda por goliza en la lucha contra el tiempo. Legalmente procedería, de entrada, el recurso de inconformidad. Si el Tribunal Colegiado ratifica la medida cautelar dispuesta por la Cuarta Sala del TAE, aún quedaría el recurso del amparo. Empero, en lo que una y otra instancia se desahogan y se define el fondo del asunto —la aseveración de que los permisos de construcción se dieron en contravención de los niveles de densidad contemplados en el plan parcial de la zona—, aun si la última palabra, legalmente hablando, favoreciera a los promotores de los Juegos, la demora, habida cuenta de la pachorra con que se mueve el aparato judicial en este país, pondría en riesgo la necesidad imperiosa de tener las Villas habitables y disponibles para los atletas antes del 14 de octubre, fecha fatal para la inauguración de los Panamericanos.

—III—

Ahora bien: aun en la hipótesis de que todos los obstáculos jurídicos se allanaran —la vía más expedita para lo cual sería el desistimiento de quienes promovieron la demanda— a tiempo para que las obras continúen, los Juegos Panamericanos se habrán salvado, posiblemente... pero Guadalajara no.

Guadalajara (o, para ser más exactos, Zapopan) se quedará con una bomba de tiempo entre las manos: un núcleo de edificios construidos en contravención de lo que la norma establece y el sentido común más elemental indica... y que condenarán a sus futuros habitantes a sufrir de por vida las consecuencias.

JAIME GARCÍA ELÍAS / Periodista y conductor radiofónico.
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