Jalisco

— ''Colados''

Oportunistas de la gloria después de muertos

De Pedro Moreno (inquilino de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres) se ha hecho un chiste macabro que Ambrose Bierce —súmmum del humor negro— firmaría con gusto. Se dice que en su lápida podría inscribirse esta leyenda: “Por defender El Sombrero, perdió la cabeza”. (Aunque los historiadores más puntillosos consignan que el insurgente jalisciense fue capturado por los realistas en el rancho de El Venado y posteriormente fusilado, el valiente personaje participó, en efecto, en la defensa del Fuerte de El Sombrero, y que su esposa, Rita Pérez, colaboró en esa gesta cocinando y repartiendo comida entre los rebeldes).

Doña Rita, por su parte, también será objeto, post mortem, de una ironía del destino: se agregará —como la segunda mujer que recibe ese honor— a la lista de los jaliscienses esclarecidos.

La ironía consiste en que, para efectos del homenaje, se ha dispuesto el traslado, con toda la solemnidad del caso, de sus restos, de Lagos de Moreno (la antigua Santa María de los Lagos, rebautizada en honor del insurgente) a Guadalajara. Algo plausible, por supuesto... si no fuera porque el traslado es punto menos que imposible. Mire usted...

—II—

Juan José Doñán se puso a investigar, y sacó en claro que Rita Pérez de Moreno fue candidata a ingresar a la Rotonda desde que ésta fue creada. El político y literato Alfonso de Alba Martín realizó las pesquisas del caso, y descubrió que el cementerio del pueblo fue objeto de una especie de poda drástica: muchas lápidas fueron retiradas de las correspondientes fosas, y reinstaladas en el atrio de la basílica del lugar. La tumba de Doña Rita fue una de ellas, por lo que Don Alfonso concluyó, hace más de 50 años, que sería materialmente imposible encontrar sus restos.

Doñán supone que los que sean trasladados a la Rotonda difícilmente serán los de Doña Rita, y propone, para evitar una simulación macabra, realizar las pruebas de ADN, cotejando los supuestos restos de Doña Rita con los dos únicos descendientes directos que sobreviven del matrimonio Moreno-Pérez.

—III—

En la hipótesis de que no sea posible localizar los restos de Doña Rita, el homenaje que se le quiere hacer será válido. Total, tope en que se agreguen al panteón jalisciense su nombre y la correspondiente estatua. Peor es la simulación que se ha hecho con media docena de intrusos, viles “colados” en la Rotonda: oportunistas del presupuesto en vida... y oportunistas de la gloria después de muertos.
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