Jalisco

— Calenturas tapatías

El catálogo de los abortos monumentales en la historia reciente de Guadalajara es demasiado extenso

La burra no era arisca. La burra se volvió escéptica con respecto a la posibilidad de que en Guadalajara se dé cima a proyectos de envergadura primermundista, a punta de tropezones... De ahí que ahora, cuando incluso personas con justa fama de prudentes, sensatas, criteriosas y reflexivas, cambian su mesura habitual por el entusiasmo, porque dan por hecho que la orgullosa Perla de Occidente —muy sobajada en muchos aspectos, por lo demás— sea sede de un Gran Premio Automovilístico de Fórmula 1, la susodicha burra, con todo respeto, se abstiene de sumarse al jolgorio.

Sus mercedes (Benz) sabrán disculpar...


—II—


El catálogo de los abortos monumentales en la historia reciente de Guadalajara es demasiado extenso. Como si se tratara de demostrar que los sociólogos aciertan al decir de los tapatíos que son, en general, mucho mejores para concebir “ideotas” (aumentativo de idea) que para hacerlas realidad, los botones de muestra abundan. Váyale sumando, señor...

1.- El “Museo Guggenheim”, en que tanto el Gobierno como algunos empresarios “audaces” y “visionarios” invirtieron varios millones de pesos en estudios de factibilidad que, al final de la película, se volvieron humo.

2.- Las presas de Arcediano y Temacapulín, en que asimismo se invirtieron respetables sumas de dinero público, con los resultados que constan en actas: cero absoluto.

3.- El Macrobús como proyecto magno de movilidad urbana para la Zona Metropolitana de Guadalajara, que no pasó de la Línea 1.

4.- El “Tren Bala” —versión totonaca del AVE que ya une a Madrid con Barcelona y Sevilla— que conectaría a México y Guadalajara.

5.- El complejo urbanístico “Puerta Guadalajara”, en Periférico y la Calzada Independencia Norte, a inmediaciones del Zoológico.

6.- El núcleo habitacional, vecino al Parque Morelos, que sería Villa Panamericana para los inminentes Juegos, y a continuación sería el impulso que revertiría gradualmente (“según San Lucas”) el despoblamiento, la degradación y la ruina del Centro de la ciudad.

7.- La “Torrena”, al lado de Plaza del Sol.

8.- La Vía Exprés. Etc.

(Suma total, en concreto, de todo lo anterior: cero).


—III—

Sería lícito, por ende, alimentar la esperanza de que Guadalajara, en breve, pudiera retomar la estafeta que se le cayó de las manos al Distrito Federal —hay que recordar que México ya fue, por algunos años, sede de carreras automovilísticas de F1—, si la historia demostrara que cuando los tapatíos (gobernantes o gobernados, da igual) se proponen algo, lo consiguen.

Pero como “nones”...
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