Jalisco

- ''¡Suspeeeeensoooo...!''

La demanda del Jefe de Gobierno capitalino contra Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, es de una vulgaridad jurídica casi ofensiva

La sala quedó en tinieblas. La película ya comenzó. El público tiene una noción muy clara del género: acción. A priori, no queda claro quién será “El Muchacho” y quién “El Villano”: el galán joven tiene cara de niño bueno, y el rostro de su contraparte —el galán otoñal— aparece nimbado por una aureola seráfica. En la pantalla, caracteres negros sobre fondo blanco, aparecen, entrecruzados, los nombres de los primeros actores (galardones al por mayor y clubes de fans por doquier) que comparten los roles estelares de la cinta más taquillera de la temporada: “Duelo de Gigantes” con Marcelo Ebrard y Juan Sandoval Íñiguez.

Puesto que se trata del estreno, nadie dispone de información previa con respecto al desenlace de la película, que promete ser apasionante... Enigma, pues. Misterio. Como decía Don Humberto G. Tamayo (señorón de la radio en México hace medio siglo): “¡Suspeeeeeeensoooo...!”.

-II-

El espectador se hace cruces... La demanda del Jefe de Gobierno capitalino contra Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis de México, es de una vulgaridad jurídica casi ofensiva: al anunciar que la Iglesia promoverá una campaña propagandística en contra de Ebrard —caso de postularse a algún cargo público—, el acusado cayó, redondito, en el presupuesto del inciso e del Artículo 130 de la Constitución: “Los ministros no podrán (...) realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación política alguna”. La demanda contra Sandoval, en cambio, comenzará con un intríngulis de carácter semántico: el cardenal no dijo que Ebrard hubiera sobornado a los ministros de la Suprema Corte para que convalidaran los matrimonios de personas del mismo sexo y las posibles ulteriores adopciones; insinuó apenas (“no dudo...”, dijo) que los había “maiceado”. Si Su Eminencia admite que quiso decir lo que todo mundo entendió y que dio pie a la denuncia, y en la hipótesis de que el juez resolviera que, en efecto, hubo “daño moral” en detrimento de Ebrard y los ministros, aún habría que cuantificar ese daño, para sancionar en consecuencia...

-III-

Para cuando eso suceda, lo más probable es que Sandoval ya haya dejado de ser arzobispo de Guadalajara y haya sido “promovido” a algún cargo en Roma, desde donde llegarán noticias de que se pasea, muy orondo, sotana negra, solideo, ceñidor y botonadura rojos, por la Vía della Conciliazione —¡primorosa metáfora!—, prodigando sonrisas y bendiciones a los turistas que, incluso sin conocerlo (o precisamente por ello), lo saludan afablemente.
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