Internacional

Zelaya y Micheletti no llegan a acuerdo para restitución en Honduras

Están pidiendo que sea el Congreso el que determine si él puede regresar o no, pero éste es un asunto legal

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El depuesto presidente de Honduras, Manuel  Zelaya, y el gobernante de facto Roberto Micheletti no llegaron el miércoles a  un acuerdo sobre la restitución en el poder del líder derrocado, pese a que sus  negociadores consensuaron una propuesta para poner fin a la crisis política.

"Están pidiendo que sea el Congreso el que determine si él puede regresar o  no, pero éste es un asunto legal, definitivamente es la Corte Suprema de  Justicia", explicó Micheletti a la prensa.

En un comunicado en el que anunció que "hasta este momento no hay ningún  acuerdo final en torno" al punto central del conflicto, el régimen de facto  precisó que los negociadores retomarán el diálogo el jueves, cuando se vence un  plazo dado por Zelaya para cerrar la negociación.

Zelaya, defenestrado mediante un golpe de Estado el 28 de junio, afirmó por  su parte a la AFP que está dispuesto a discutir cambios en la propuesta sobre  su reinstalación, pero no reveló si de su lado hubo consentimiento del  documento.

"Si hay cambio en el texto se vuelve a la mesa y se vuelve a discutir (...)  Se está discutiendo a nivel político y para ello están las comisiones hasta que  se logre un consenso", dijo Zelaya en la embajada de Brasil, donde está  refugiado desde que volvió del exilio al país sorpresivamente el 21 de  septiembre.

Tras llegar al documento consensuado, los negociadores habían llevado los  documentos a sus líderes, pero tras salir de las reuniones el aire de optimismo  que mostraron antes se transformó y aumentaron su hermetismo.

"Vamos a hablar con la otra parte. Vamos a discutir el texto consensuado  con la otra parte, no puedo hacer aseveraciones sobre si lo aceptamos o no lo  aceptamos", dijo Víctor Meza, jefe de la comisión de tres delegados de Zelaya y  su ministro de Gobernación.

Vilma Morales, la portavoz de la comisión de Micheletti, comentó que "no  hay ninguna decisión definitiva en este punto, pero están en la mesa  interesantes alternativas sobre las cuales" continuarán trabajando el jueves.

Más temprano, ante la inminencia de una salida al conflicto, el secretario  general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza,  expresó "satisfacción" por los avances en las negociaciones y dijo que tenía  esperanzas de que desemboquen en una solución.

Claves en el golpe, los militares avizoran el fin del conflicto, pero están  evaluando los riesgos de las propuestas de arreglo, dijo el miércoles el máximo  jefe militar del país, general Romeo Vásquez.

"Hemos avanzado bastante (...) las crisis siempre tienen su final, tienen  su comienzo, su parte más álgida, también su final", declaró Vásquez, jefe del  Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas.

La cercanía del desenlace aumentó la tensión. El secretario general de las  Naciones Unidas, Ban Ki-moon, llamó a las partes a "evitar distracciones en  este momento crítico de las negociaciones", tras aclarar que su posición sobre  la restitución de Zelaya es "estrictamente" la misma de "condena al golpe de  Estado".

La restitución de Zelaya es el tema central del Acuerdo de San José,  propuesto por el presidente costarricense y Premio Nobel de la Paz, Oscar  Arias, que sirvió de base a las negociaciones.

Los delegados acordaron un gobierno de unidad, la renuncia de Zelaya a  convocar una Asamblea Constituyente, la comisión verificadora del pacto y no  adelantar las elecciones ni aplicar amnistía.

Además, traspasar el mando de los militares al tribunal electoral previo a  los comicios y pedir revocatoria de las sanciones que impuso la comunidad  internacional tras el golpe.

Hasta que no se llegue a firmar todo el Acuerdo de San José, en el círculo  de Zelaya persiste el pesimismo.

Fuera del hotel sede del diálogo, más de un centenar de manifestantes se  congregaron nuevamente para ejercer presión exigiendo la restitución del  mandatario, vigilados de cerca por contingentes de antimotines, que reprimen  las marchas pues sigue vigente un decreto que hace dos semanas suprimió las  libertades civiles.
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