Internacional

Zelaya, más solo que nunca

Desde el 21 de septiembre, el presidente depuesto se refugia en la embajada de Brasil

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El presidente depuesto hondureño Manuel  Zelaya, refugiado en la embajada brasileña en Tegucigalpa desde hace dos meses,  parece más solo que nunca en momentos que Honduras se prepara para celebrar  elecciones este domingo.

El hombre del sombrero vaquero sigue siendo, no obstante, muy popular entre  una parte de la población que se sentía excluida de la política de este pequeño  país centroamericano, dominado por un puñado de riquísimas y poderosas  familias.

"Tengo un espíritu fuerte", dijo Zelaya por teléfono, desde la  embajada de Brasil donde se refugia desde el 21 de septiembre, tras regresar  clandestinamente al país.

"Voy a defender este mandato, no estoy dispuesto a negociar mi cargo",  aseveró.

Sin embargo, según el analista político Juan Ramón Martínez, el presidente  depuesto "no ha conseguido regresar y no va a regresar. Le han dejado solo y se  ha convertido en una figura patética".

El Congreso Nacional se pronunciará el próximo miércoles sobre su eventual  regreso al poder hasta que concluya su mandato el 27 de enero.

Sin embargo, parece poco probable que lo consiga. Zelaya solo cuenta con el  apoyo de unos 26 diputados de los 66 de su formación, el Partido Liberal (PL,  derecha), tras su espectacular giro a la izquierda durante su gobierno.

El Partido Nacional (PN, derecha), del favorito para convertirse en el  próximo presidente de Honduras este domingo, Porfirio Lobo, cuenta con 55  escaños.

Lobo dijo la víspera que su partido todavía no ha tomado una decisión sobre  este espinoso tema que ha fracturado a la sociedad hondureña.

"Al postergarla (la decisión del Congreso) para después de la elecciones,  le quita al PN el peso del costo político que hubiera tenido si el voto hubiera  sido antes", dice por su parte el analista político Efrain Diaz Arrivillaga.

"La solución depende del resultado de la elección", sostiene.

Para Martínez, Zelaya no tiene más alternativas que solicitar asilo  político a Brasil o entregarse a la justicia que lo acusa de traición a la  patria, entre 18 delitos.

Zelaya fue detenido y expulsado a Costa Rica el 28 de junio, el mismo día  de la consulta popular sobre la convocatoria de una Constituyente para preparar  su reelección pese a una orden de la Corte Suprema de Justicia prohibiéndola.

Ahora, tras intentar anular las elecciones del domingo que tilda de  "ilegales" espera que sus seguidores de la Resistencia al Golpe de Estado las  puedan boicotear.

Cada vez está más solo en su 'cárcel' brasileña cercada por barreras y  protegida por decenas de soldados fuertemente armados. El viernes, el gobierno  de facto suspendió los permisos que con cuentagotas otorgaba para que sus  colaboradores y delegados del extranjero pudieran visitarlo.

De los 300 seguidores que entraron con él voluntariamente en septiembre,  ahora solo queda una veintena.

En el extranjero empiezan a aparecer también las fisuras en el granítico  bloque de condenas que suscitó el golpe.

Estados Unidos, socio histórico de Honduras, espera ver el desarrollo de  las elecciones para reconocerlas. Costa Rica, Perú y Panamá han dado su apoyo a  los comicios, mientras que Argentina, Brasil, Ecuador o Venezuela han dicho que  no las reconocerán, lo que refleja la división que surge a su vez en el  continente.
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