Internacional

'Willy' Gómez recuerda bendición papal en Estadio Jalisco

Ramírez comenta que 'Fue espectacular y agradable saber que el santo Padre se dignó a venir al Estadio Jalisco'

GUADALAJARA, JALISCO (25/ABR/2014).- Así es como 'Willy' toma la noticia de que Juan Pablo II será incluido en el canon (lista de santos reconocidos por la Iglesia Católica) quien logró verlo de cerca.

Raúl "Willy" Gómez Ramírez, otrora centro ofensivo de las Chivas desde 1968 a 1980, recuerda cómo se aceleró su pulso cuando, para recibirlo, los cuatro equipos jaliscienses (Atlas, Chivas, Oro y Leones) formaron una valla en la banda Oriente de la cancha del Estadio Jalisco, destino que el santo Padre bendijo en enero de 1979 durante la primera de sus cinco visitas a suelo mexicano.

Lo vio de cerca, pisando en el cesped del "Coloso de la Calzada", y no pudo contener su emoción; la demostró con una amplia sonrisa. Para el Willy, quien fue reconocido como uno de los mayores símbolos chivas en los 70s, el "don" del santo Padre y su "carisma de dar" deberían ser replicados por todos los grandes tomadores de decisiones en el país.

Vio cuando el vehículo del Sumo Pontífice pisó el pasto, y "al menos 100 personas" -que el también ex seleccionado nacional asume integraban su círculo de seguridad- lo acompañaban por detrás. El pequeño automotor recorrió la cancha entera y después se detuvo ante las cuatro escuadras locales. "Frente a él nos dejamos de rivalidades".

Entró por el pasillo 8, recuerda. El "Papa peregrino" decidió que en su efímera aunque trascendental visita compartiría rosarios bendecidos por él mismo, y aunque no se le permitió descender del auto para entregar su regalo a los presentes de mano a mano, el líder de la Iglesia Católica desoyó la instrucción cuando el auto se detuvo junto a los jugadores.

Allí pisó la cancha del Jalisco. "Fue breve y conciso", puntualiza el actual profesor de la escuela secundaria 116. "Se le veía alegre y cansado, muy cansado (...) por el ajetreo".

Tampoco les dirigió muchas palabras en español; fue un intérprete quien se encargó de traducirles los buenos deseos y el mensaje de bendición cuyos detalles, a 35 años de distancia, ya ha escapado a la memoria de Willy. "Nos dijo adiós, y qué bueno que sigamos creyendo. Sabíamos que su agenda era apretada".

No hubo lamentos. Ni el operativo de seguridad alteró los ánimos ni la logística para dar la bienvenida a su santidad perturbó a los jugadores. Acaso el deseo de un convivio con mayor cercanía, y quizá "llevarlo a cenar a Tlaquepaque", acompañaron la lista de deseos utópicos para aprovechar un poco más el recorrido que Juan Pablo II hizo hasta el estadio mundialista para bendecirlo.

"Fue espectacular; muy agradable saber que el santo Padre se dignó a venir al Estadio Jalisco (...) Estábamos azorados, estupefactos porque no diario tienes esas visitas".

Ya antes había buscado verlo, sin éxito, en un viaje que hizo a Roma durante un periodo vacacional que le permitió el club rojiblanco hace más de tres décadas. Entonces sólo miró de lejos el manto blanco de su santidad, cuando asomaba por la Basílica de San Pedro. El 30 de enero de 1979, el propio Juan Pablo II se les entregó "en moño" con su sola cercanía.

Para Willy Gómez sólo queda esperar que la suerte se repita y, eventualmente, el Papa Francisco venga "con su churrasco" para convertirlo en tapatío con el sabor de una torta ahogada.

FRASE:

"Fue una fiesta tapatía; con mucho gusto aceptamos venir a que nos bendijera y a que dejara esa vibra que dejó en todo el mundo de buena onda y buen estado anímico"

"Nos dimos cuenta de la sensibilidad que tenía ese señor, quien era un comunicador entre el de allá arriba y lo que es el pueblo"
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