Internacional

Un mensajero lleva a la muerte a Osama bin Laden

Washington y Nueva York, entre otras ciudades de la Unión Americana, elevan sus niveles de seguridad como medida de precaución

Un mensajero lleva a la muerte a Osama bin Laden
WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (03/MAY/2011).- Años de trabajo de Inteligencia de Estados Unidos condujeron a la operación en la que murió Osama bin Laden, localizado por agencias de espionaje que siguieron la pista de un mensajero de confianza del líder de Al Qaeda.

El operativo del comando estadounidense en Pakistán tomó menos de 40 minutos y fue el resultado de un esfuerzo metódico, tras varios meses, tiempo en que servicios de espionaje estadounidense tuvieron en la mira a Bin Laden mientras planificaban la maniobra.

Los orígenes de la operación pueden ubicarse cuatro años atrás, cuando la Agencia Central de Inteligencia (CIA) inició la caza del correo, una pista originada en interrogatorios a sospechosos de terrorismo. El hombre era de tanta confianza de Bin Laden que probablemente vivía con el propio líder de Al Qaeda. Fue así como lograron identificar al mensajero personal del saudí.

Hace dos años, finalmente se identificó el área donde operaba el enviado. La CIA descubrió el escondite en agosto en una zona universitaria cercana a la capital pakistaní.

En febrero, la Agencia de Inteligencia estaba convencida de que había localizado al líder radical, por lo que la Casa Blanca inició los preparativos para el asalto en el que murió el islamita por un disparo en el ojo izquierdo.

El líder se defendió a tiros

Bin Laden se enfrentó a disparos con el comando especial de la Armada estadounidense conocido como Seal que irrumpió en su complejo. Una fuente, familiarizada con la operación especial, precisó que el líder de Al Qaeda fue alcanzado por una ráfaga de fuego apuntada cuidadosamente.

Unas dos decenas de efectivos estadounidenses, todos portando gafas especiales de visión nocturna, tomaron por asalto el recinto de paredes altas, precisó el funcionario, quien habló bajo condición de no ser identificado debido a que varios aspectos de la operación permanecen bajo secreto.

Los elementos se deslizaron por cuerdas desde helicópteros Chinook en medio de la noche, para encontrar al líder radical junto con el emisario que llevó a la caída de Bin Laden y el hermano de éste. Todos figuran entre los muertos que dejó la operación.

El edificio principal tiene pocas ventanas exteriores y una terraza en el último piso que se mantiene privada con un muro de más de dos metros.

No tenía nada que ver con la idea popular de que Bin Laden estaba escondido en alguna cueva de montaña en la escabrosa e inaccesible frontera entre Afganistán y Pakistán, una imagen a menudo evocada por líderes como el ex presidente George W. Bush.

Varios funcionarios estadounidenses dijeron que Bin Laden fue asesinado cerca del final de la incursión de 40 minutos, en la que un helicóptero se estrelló por fallas mecánicas, y tuvo que ser destruido por el comando.

En la reconstrucción de los hechos, se aseguró que fueron empleados varios métodos para la identificación plena de Bin Laden, entre ellos reconocimiento facial.

Las autoridades norteamericanas aseguraron que el comando se llevó el cuerpo de Bin Laden y que entregó a los detenidos a las autoridades pakistaníes.

Ningún militar estadounidense salió herido en el ataque.

Tres hombres adultos también murieron en la incursión, entre ellos uno de los hijos de bin Laden cuyo nombre no fue provisto.

Uno de los hijos de Bin Laden, Hamza, es miembro de alto rango de Al Qaeda. Las fuerzas estadounidenses agregaron que una mujer murió en el ataque cuando fue usada como escudo humano por uno de los milicianos, y otras dos mujeres resultaron heridas.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo que los restos fueron manipulados de acuerdo con la costumbre islámica, que exige una sepultura rápida.

El reporte añade que el cadáver del hombre más buscado por Washington fue tratado de la manera más apropiada, de acuerdo a la tradición islámica y arrojado al mar.  

Blindan Nueva York

La Policía y los servicios de Inteligencia estadounidenses se encontraban en estado de alerta, bajo la hipótesis de posibles atentados en Estados Unidos o Europa como represalia a la muerte de Bin Laden, pero minimizaron la posibilidad de un riesgo inminente.

“Muy probablemente, los terroristas intentarán vengarse”, estimó Leon Panetta, el director de la CIA, quien deberá tomar las riendas del Pentágono en las próximas semanas.

En Nueva York y Washington, dos ciudades traumatizadas por los atentados del 11 de septiembre, las medidas de seguridad fueron reforzadas, especialmente en el metro neoyorquino y en la “Zona Cero”, en donde patrullaban policías fuertemente armados.

“No hay amenaza inmediata en la ciudad, pero no cabe duda de que somos un blanco prioritario, la muerte de Bin Laden no cambia nada”, opinó el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg.

En el Congreso, en la capital federal, las medidas de seguridad también fueron reforzadas. “La gente observará una presencia policíaca más marcada, pero algunas de las medidas no son visibles para el público”, aseguró el sargento Kimberly Schneider.

Pronóstico de especialista
Washington replanteará la guerra antiterrorista


La eliminación del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, llevará a Estados Unidos a establecer una serie de cambios en su forma de atacar el terrorismo.

Ana María Vázquez, coordinadora de la licenciatura en Relaciones Internacionales del Iteso, considera que una vez muerto Bin Laden, Washington tendrá que enfocar la lucha antiterrorista hacia la protección del pueblo estadounidense y sus aliados.

Hace casi 10 años que comenzó la “cacería” del líder de Al Qaeda, motivo por el que la académica afirma que la caída de éste es “una conquista de guerra muy importante”. Sin embargo, no es el único motivo que mantenía a EU en Pakistán; Al Qaeda es una red terrorista que no se limita a la figura de Bin Laden, lo cual sirve de argumento a las tropas norteamericanas para su permanencia.

Más que la estrategia heredada por el ex presidente George W. Bush, lo que Obama sigue en la lucha antiterrorista es la filosofía estadounidense, señala Vázquez Rodríguez; a la vez, recuerda el distanciamiento que el actual mandatario toma en el discurso con su antecesor, además de que esta administración usa menos recursos en asuntos bélicos.

Sobre las posibles represalias de Al Qaeda, Ana María Vázquez augura que éstas no serán a gran escala, como ocurrió con Estados Unidos, Londres y Madrid, debido a que la organización cuenta con menos recursos.



ANÁLISIS
El entierro de Bin Laden y de Bush….

Genaro Lozano


Osama bin Laden era una asunto no resuelto para los estadounidenses al menos desde 1998, cuando este terrorista saudí ingresó a la lista de los hombres más buscados por el FBI. Bajo la planeación de Bin Laden, en agosto de 1998 fueron atacadas las embajadas de Estados Unidos en Kenia y en Tanzania. El entonces presidente Bill Clinton prometió capturar a Osama, pero se fue de la presidencia en enero de 2001 sin haberlo logrado.

Bin Laden se escondió en Afganistán desde entonces y fue cobijado por el ahora desaparecido régimen talibán, con cuya ayuda planeó los atentados terroristas del 11 de septiembre del 2001. Esos ataques revolucionaron la política exterior del entonces recién electo George W. Bush y cambiaron la vida de miles de millones de personas para siempre, ya que impactaron profundamente en la manera en la que millones nos transportamos en todo el mundo y porque modificaron radicalmente la vida de millones más en países como Afganistán, Iraq y, en general, en todo el Medio Oriente.

 Si con Bill Clinton, la captura de Osama era un asunto no resuelto, con Bush  se convirtió en una obsesión personal. En torno a la figura de Osama, el ex presidente armó todo un discurso maniqueo de los “buenos” contra “los malos”; en torno a la figura de Osama, Bush dividió al mundo en “el eje del mal” y calificó la política exterior de otros países con respecto a si estaban a favor o en contra de la nueva política de seguridad lanzada por su Gobierno. Tan sólo basta con recordar que el nombre inicial de la operación militar lanzada contra el régimen Afganistán en 2001 fue el de “Justicia Infinita”, para entender hasta qué grado la captura de Bin Laden era una obsesión personal de Bush Jr.

Osama se convirtió durante los ocho años de la presidencia de Bush en un recurso discursivo para la movilización del voto electoral. Con una política del miedo que bien podría resumirse en un: “O me reeligen a mí o con John Kerry y los demócratas, Al Qaeda volverá a atacar”, Bush ganó la reelección en el 2004 sin haber cumplido la promesa de capturar a Bin Laden “vivo o muerto”.  

Nueve años y ocho meses después de los atentados del 2001, y casi trece años después de los ataques contra las embajadas en África, el Presidente Obama anunció la captura y la muerte del hombre más buscado por Estados Unidos.

La muerte de Osama bin Laden representa una enorme victoria para la presidencia de Barack Obama. El New York Times incluso habla de una “presidencia transformada”. Y en efecto es un logro de la mayor trascendencia que ayuda a Obama a pavimentar más sólidamente el camino a la reelección en 2012, pero que especialmente significa el entierro de la política del miedo iniciada por George W. Bush.

Tan sólo basta con leer el mensaje prudente de casi diez minutos que Barack Obama dio a su pueblo y al mundo para dar a conocer la muerte de Bin Laden. En ese mensaje no hay un solo We Got Him o “Lo atrapamos”, como seguramente hubiera hecho George W. Bush o cualquier otro halcón republicano. Por el contrario, en el mensaje de Obama hay un tono serio y calmado. Hasta el momento ni siquiera se ha mostrado el cuerpo de Bin Laden, como sí hizo Bush al mostrar imágenes y videos de la captura “como una rata” de Saddam Hussein en diciembre del 2003 y de su posterior ejecución en el 2006.

La captura de Bin Laden es simbólica porque como comentan varios analistas de seguridad y expertos en terrorismo, Al Qaeda seguía activa ya sin la dirección de Bin Laden desde el 2001. Osama no era más que un líder ideológico ya y las operaciones y de las células terroristas de Al Qaeda, que no han atacado con éxito ninguna ciudad occidental desde 2005, están difusas y bajo el mando del egipcio Ayman Al Zawahiri.

La captura de Osama volverá a poner el reflector por unas semanas en la seguridad. Ya el Departamento de Estado ha advertido a los estadounidenses sobre riesgos de viaje a algunos países árabes y tal vez se incremente la seguridad y la alerta terrorista en Estados Unidos para prevenir alguna represalia. Sin embargo, la muerte de Osama le quita al presidente Obama una promesa de campaña: “matar a Osama bin Laden”, y le fortalece sus credenciales en política de seguridad y exterior, pero quizá lo más importante es que le quita del camino este tema para concentrar la reelección en sus temas: la economía y en los temas suaves de la política exterior, y sí, enterrando la política del miedo que Bush tanto utilizó.
 
Politólogo e Internacionalista
Twitter @genarolozano
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