Internacional

Será Juan Pablo II beato en tiempo récord

Se estableció un 'canal preferencial' por una solicitud de la Iglesia y de los católicos que tras su muerte exclamaron el '¡santo súbito!' (¡santo ya!)

CIUDAD DEL VATICANO (26/ABR/2011).-  Juan Pablo II será reconocido como beato el próximo 1 de mayo, seis años y 29 días después de su muerte, tras un proceso que rompió todos los récords y se convirtió en el más rápido en la historia moderna de la Iglesia Católica.  

Gracias a un permiso especial concedido por el Papa Benedicto XVI, el itinerario para la beatificación de Karol Wojtyla se ahorró los cinco años obligatorios de espera que presupone para casos de este tipo el Código de Derecho Canónico, la ley fundamental de la Iglesia.  

Guido Mazzotta, consultor de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano, recordó que la beata Teresa de Calcuta y José María Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, protagonizaron procesos igualmente veloces. 

Explicó que para Juan Pablo II se estableció un 'canal preferencial' por una solicitud de la Iglesia y de los católicos que tras su muerte exclamaron el '¡santo súbito!' (¡santo ya!), pero aclaró que se trabajó rigurosamente en todas las fases de la causa.  

"Las causas comienzan no por impulso de la autoridad de la Iglesia, inician por impulso del pueblo de Dios, porque en torno a una persona confluye el consenso de la gente que ve en esa persona un testigo ejemplar del evangelio", indicó.  

"Es la fama de santidad la que hace referencia al pueblo de Dios. Entonces la jerarquía se pone al servicio y busca verificar si esa fama es fundada o no, y si está fundada es sobre las virtudes heroicas", agregó.  

El también relator (juez) de la causa del Papa Pablo VI, que aún no es beato, señaló que todo proceso de canonización tiene dos fases: una diocesana y otra romana.  

En la primera, realizada en el lugar donde el siervo de Dios murió, se adquieren todos sus documentos, los escritos, cartas y se interrogan a los testigos, de modo que toda la vida de la persona esté acompañada de los testimonios, sostuvo.  

El postulador, es decir el abogado defensor del aspirante a beato, debe presentar una lista de testigos oculares que hayan conocido al siervo de Dios, tanto en sentido bueno como en lo malo, advirtió.  

Cumplidos los requisitos se mandan al Vaticano, a la Congregación para las Causas de los Santos, donde el material es confiado a un relator: el responsable de dirigir la redacción de la 'Positio', un fascículo con las posiciones a favor y en contra de la santidad del candidato.  

Una vez concluida la redacción el texto es analizado por un Colegio de Consultores, compuesto por nueve teólogos que examinan la información y juzgan si la causa puede ir adelante o no. Su voto puede ser afirmativo, negativo o suspensivo.  

"Si supera el estudio de los teólogos va a una asamblea ordinaria de cardenales y, de allí, pasa al Santo Padre que es el único verdadero juez en estos casos y, si está seguro, dispone que sea emanado un decreto (que reconozca) las virtudes heroicas (del candidato)", describió.  

"(Entonces, para la beatificación) se necesita hacer otro proceso para el milagro, que requiere la atención de una consulta médica que nos debe decir que esa curación es inexplicable desde el punto de vista científico", añadió.  

Mazzotta explicó que la exigencia de un milagro, un hecho extraordinario para la declaración de un beato o un santo, es "una suerte de sello divino" que el Papa desea tener para estar seguro de la voluntad de Dios.  

"Es el pueblo y es Dios los que hacen los santos. El milagro es una confirmación divina, es como decir a Dios: si quieres que éste sea glorificado, haz el milagro", afirmó.  

Argumentó que los procesos de canonización surgieron en la edad moderna justamente para confirmar la consistencia de la 'fama de santidad' de diversos personajes, porque ya desde hace siglos atrás en la Iglesia existía la consciencia que tal fama podía ser construida.  

Sostuvo que, para evitar engaños y para hacer las cosas seriamente, fueron instituidos los tribunales, ante el peligro de un fraude el proceso se volvió muy riguroso.  

"(Lo que hará) el próximo domingo el Papa Benedicto XVI será dar el permiso para que se preste culto a Juan Pablo II, únicamente en Roma y en Polonia; es un acto de autorización para que sea venerado en determinados lugares", estableció. 
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