Internacional
Renuncia Kirchner a presidencia del Partido Justicialista
Kirchner obtuvo el 32 por ciento de los votos en la elección para diputado por Buenos Aires
BUENOS AIRES, ARGENTINA.- El ex presidente de Argentina, Néstor Kirchner, renunció hoy a la dirigencia del gobernante Partido Justicialista (PJ, peronista) luego de la dura derrota que sufrió la víspera en las elecciones legislativas.
Con su decisión, el ex mandatario abrió la puerta a la pelea por la conducción del partido fundado en 1946 por el tres veces presidente Juan Domingo Perón y que desde el siglo pasado es la fuerza política más importante del país sudamericano.
La víspera, Kirchner obtuvo el 32 por ciento de los votos en la elección para diputado por Buenos Aires, y quedó así por debajo del 35 por ciento logrado por el empresario derechista Francisco de Narváez.
La derrota fue un duro golpe para el poderío kirchnerista, ya que la presidenta Cristina Fernández perdió la mayoría en el Congreso y encabeza ahora un gobierno debilitado.
Este resultado puso fin, además, a una exitosa historia electoral que Kirchner comenzó en 1987, cuando ganó la intendencia de la patagónica localidad de Río Gallegos, y que en 1991 le permitió llegar a la gobernación de la provincia de Santa Cruz.
Kirchner fue gobernador durante 12 años y convirtió a Santa Cruz en un feudo político familiar, que dejó sólo en 2003 para venirse a Buenos Aires a buscar la presidencia del país.
En 2007, el ex presidente aún gozaba de altos niveles de popularidad cuando decidió renunciar a una reelección a la que tenía derecho constitucional para apoyar la candidatura de su esposa, quien ganó con el 45 por ciento de los votos.
Con un clima a favor, para principios de 2008 los Kirchner ya se habían repartido el poder, ella desde la presidencia y él desde el Partido Justicialista, sin que ningún otro dirigente político pudiera hacerles sombra.
Pero vino un desgaste acelerado y el escenario que se dibujó la víspera fue totalmente diferente, ya que la derrota de Kirchner le impedía mantenerse como líder del peronismo, sobre todo porque asomaron nuevos dirigentes como el propio De Narváez.
Sin embargo, mientras se terminan de reacomodar las fuerzas, asumirá la presidencia del justicialismo el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien fue el compañero de fórmula en las legislativas y también terminó perdiendo capital político.
Con su decisión, el ex mandatario abrió la puerta a la pelea por la conducción del partido fundado en 1946 por el tres veces presidente Juan Domingo Perón y que desde el siglo pasado es la fuerza política más importante del país sudamericano.
La víspera, Kirchner obtuvo el 32 por ciento de los votos en la elección para diputado por Buenos Aires, y quedó así por debajo del 35 por ciento logrado por el empresario derechista Francisco de Narváez.
La derrota fue un duro golpe para el poderío kirchnerista, ya que la presidenta Cristina Fernández perdió la mayoría en el Congreso y encabeza ahora un gobierno debilitado.
Este resultado puso fin, además, a una exitosa historia electoral que Kirchner comenzó en 1987, cuando ganó la intendencia de la patagónica localidad de Río Gallegos, y que en 1991 le permitió llegar a la gobernación de la provincia de Santa Cruz.
Kirchner fue gobernador durante 12 años y convirtió a Santa Cruz en un feudo político familiar, que dejó sólo en 2003 para venirse a Buenos Aires a buscar la presidencia del país.
En 2007, el ex presidente aún gozaba de altos niveles de popularidad cuando decidió renunciar a una reelección a la que tenía derecho constitucional para apoyar la candidatura de su esposa, quien ganó con el 45 por ciento de los votos.
Con un clima a favor, para principios de 2008 los Kirchner ya se habían repartido el poder, ella desde la presidencia y él desde el Partido Justicialista, sin que ningún otro dirigente político pudiera hacerles sombra.
Pero vino un desgaste acelerado y el escenario que se dibujó la víspera fue totalmente diferente, ya que la derrota de Kirchner le impedía mantenerse como líder del peronismo, sobre todo porque asomaron nuevos dirigentes como el propio De Narváez.
Sin embargo, mientras se terminan de reacomodar las fuerzas, asumirá la presidencia del justicialismo el gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, quien fue el compañero de fórmula en las legislativas y también terminó perdiendo capital político.
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