Internacional

Reformas a NSA marcan un punto de inflexión: Snowden

Snowden afirma que gracias a la información revelada se ha podido reformar al sistema de espionaje

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS (25/MAR/2014).- El ex analista Edward Snowden, que desveló el año pasado el espionaje masivo practicado por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, donde trabajaba, considera que la propuesta de reforma anunciada hoy por el Gobierno marca "un punto de inflexión" en las políticas de Inteligencia del país.

El ex analista reivindicó una vez más hoy que gracias a la información que él reveló los ciudadanos han recuperado "su sitio en la mesa" con el Gobierno, dijo en un comunicado publicado por la American Civil Liberties Union, la organización que le asesora y representa legalmente.

"Yo sabía que si las prácticas de vigilancia inconstitucionales de la NSA se daban a conocer, no sobrevivirían al escrutinio de los tribunales, el Congreso y los ciudadanos", afirmó Snowden.


Barack Obama propone terminar con recopilación de llamadas

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, confirmó hoy que propondrá al Congreso que la NSA abandone su polémica recopilación masiva de datos telefónicos, de manera que a partir de ahora el Gobierno sólo podrá solicitar registros a las compañías de telecomunicaciones con una orden judicial cuando haya sospecha de vínculo terrorista.

Esta información, que adelantó anoche el New York Times, obtuvo la inmediata respuesta de Snowden hoy, quién celebró que Obama admita que el espionaje masivo de la NSA "era innecesario y debe terminar".

"Estoy seguro de que (las nuevas regulaciones) nos permitirán hacer lo necesario para enfrentarnos al peligro de un ataque terrorista, al tiempo que aliviará algunas de las preocupaciones que la gente ha transmitido", indicó hoy Obama en una rueda de prensa al término de la III Cumbre sobre Seguridad Nuclear en Holanda.

El fin de la recopilación masiva de datos telefónicos es la principal medida que recoge la propuesta de reforma de la NSA en la que trabaja el Departamento de Justicia, tras el escándalo que provocaron las revelaciones de Snowden el año pasado y a unos días de que venza el plazo que dio Obama a su equipo para presentar los cambios.

Si el Congreso, a quien Obama ha dado la última palabra en ese asunto, aprueba la propuesta, Estados Unidos pondría fin a una práctica que comenzó bajo el mandato de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y que desveló Snowden, refugiado en Rusia tras destapar el escándalo del espionaje el año pasado.

Desde hace más de una década, la NSA tiene permitido hacer acopio de los llamados metadatos telefónicos (que no incluyen el contenido de las conversaciones pero sí las horas y números) para investigar a sospechosos de terrorismo con la condición de destruir los registros al cabo de cinco años.


El Gobierno necesitaría orden especial

Las compañías de telecomunicaciones se resistieron desde el primer momento en el que se habló de reformar los programas de la NSA a aceptar conservar los datos telefónicos durante cinco años, por lo que la Administración Obama ha cedido y no les exigirá que los guarden más allá del tiempo que se les requiere ahora, dieciocho meses, según las fuentes consultadas por el Times.

De aprobarse la propuesta, el Gobierno necesitará la orden de una corte especial de Inteligencia para solicitar a las compañías de telecomunicaciones los registros telefónicos de un sujeto, sobre el que debe pesar una sospecha razonable de tener vínculos con el terrorismo.

Con esa orden en la mano, el Gobierno tendrá derecho a pedirle a las empresas información sobre todas las nuevas llamadas que efectúe o reciba la persona investigada desde que la solicitud entre en vigor.

Un comité independiente de expertos recomendó ya en diciembre del año pasado a la Casa Blanca dar la custodia de esos millones de registros telefónicos a las empresas de telecomunicaciones y que sólo sean provistos a la agencia con una orden judicial concreta.

Desde que trascendiera el escándalo del espionaje el año pasado, Obama ha reiterado que la clave es buscar el equilibrio entre seguridad y privacidad. Un discurso que, de momento, no ha logrado satisfacer ni a los unos ni a los otros: ni a quienes piden mantener intactos los programas de espionaje de la NSA para evitar ataques a Estados Unidos ni a los que creen que éstos han ido demasiado lejos.
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