Internacional
Recuerdan vivencias con Wojtyla
Quien fuera secretario personal de Juan Pablo II asegura que el Papa sólo se enojó dos veces en todo su pontificado
Dziwizs, secretario personal de Karol Wojtyla durante su pontificado, y su portavoz Navarro Valls, relataron sus experiencias ante unas 200 mil personas que portaban candelas formando un río de luces en una fría y húmeda noche.
“Yo saludo por él, porque lo siento presente aquí en el Circo Máximo, lo siento presente. Cuando abrieron la tumba de Juan Pablo II ayer (el viernes) por la mañana pensé que él retornó a nosotros', afirmó el cardenal Dziwizs, actual arzobispo de Cracovia.
Cuando fue elegido Papa él no cambió nada, sólo su vida espiritual maduró, en los años de su pontificado su oración estaba más abierta al mundo, desarrolló lo que siempre estuvo dentro suyo, este amor al Dios y al hombre”.
Aseguró que, en casi 40 años de servicio, sólo vio enojado dos veces al “Papa peregrino”, pero nunca contra el hombre sino contra la mafia y contra la guerra.
Rememoró el discurso que Wojtyla pronunció en la Plaza de San Pedro antes de la guerra en Iraq cuando dijo con toda la fuerza no a la guerra porque la guerra no resuelve nada, ya que él la conocía bien porque la vivió en carne propia.
Por otra parte, Navarro Valls, histórico vocero del Pontífice polaco, aseguró que a unas horas de la beatificación tiene los mismos sentimientos que poco después de su muerte: agradecimiento por ese hombre que dijo sí a lo que Dios le pidió.
“El Papa se confesaba todas las semanas, porque sabía que nosotros los seres humanos no podemos hacernos bellos, buenos y puros por nosotros mismos, sino a través de esta ayuda que viene de los sacramentos de Dios”.
“En aquella jornada cuando la multitud clamó por el ¡santo súbito! (santo ya), pensé: llegan tarde, porque los santos lo son mientras están vivos o no lo serán nunca, la Iglesia no hace santos, simplemente confirma que la vida de esa persona era santa”.
Unas 200 mil personas asistieron ayer en la noche en el corazón de Roma, en el Circo Máximo, a la vigilia de oración y testimonios dedicada a la beatificación de Juan Pablo II, indicaron fuentes de la Policía local.
Monja francesa narra el milagro
Miles de personas que ya se encontraban la noche de ayer haciendo una vigilia de oración escucharon el testimonio de la monja que asegura que fue curada tras rezarle al fallecido Pontífice
Una multitud compuesta mayoritariamente por jóvenes atestaron el Circo Máximo —donde los antiguos romanos celebraban carreras de caballos— para rezar, cantar y celebrar ante la ceremonia de beatificación.
Muchos fieles sostuvieron velas mientras escuchaban el testimonio de la monja Marie Simon-Pierre Normand, una religiosa francesa que sufría de Parkinson, el mismo mal que afligió al Pontífice polaco los últimos 12 años de su vida.
“Fui curada en la noche del 2 al 3 de junio de 2005”, contó la monja quien explicó que sus hermanas en la congregación habían rezado al Papa muerto para la recuperación de la religiosa.
El Vaticano atribuye la curación de Normand, de otro modo inexplicable, a la intercesión milagrosa de Juan Pablo II ante las súplicas.
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