Internacional
Provoca euforia exclusión de comicios en Costa de Marfil
Luego de las pasadas elecciones del 28 de noviembre, personas de la ciudad de Bouake están inconformes por la anulación de sus votos
"Voté para nada", dijo el comerciante Basile Koffi, en una de las calles repletas de basura de la ciudad, donde edificios abandonados aún tienen marcas de balas de la guerra de entre el 2002 y el 2003 que dividió al país africano en norte y sur.
"Es una exclusión. Voté por mi candidato y luego cancelaron mi voto. Es como que si ya no fuera marfileño", agregó.
La euforia post-electoral inicial en Bouake, una ciudad todavía controlada por los rebeldes, rápidamente se transformó en consternación.
Los resultados preliminares de los comicios del 28 de noviembre dieron la victoria al norteño Alassane Ouattara, pero las autoridades luego cancelaron cientos de miles de votos de habitantes del norte que calificaron de fraudulentos y declararon a Laurent Gbagbo como ganador.
Había esperanzas en Costa de Marfil y el extranjero de que la pospuesta elección daría a los habitantes del norte un verdadero poder de decisión en el futuro de su país, pero en cambio el cuestionado resultado sólo agudizó su sentimiento de exclusión.
Con fuertes lazos culturales con los vecinos Burkina Faso y Mali, los pueblos mercantiles y mayormente musulmanes del norte se quejan hace mucho de ser marginados por los sucesivos gobiernos en el sur agrícola y principalmente cristiano.
Las políticas populistas que buscan negar la ciudadanía y el derecho a voto a algunos habitantes del norte se hallan en la base de una guerra civil que ha dividido al país en un sur controlado por el Gobierno y un norte en manos de rebeldes.
El partido de Gbagbo ha dicho que el fraude y la intimidación por parte de rebeldes en el norte hizo que los comicios allí no fuesen libres ni justos, una queja sostenida por el presidente de la Corte Constitucional, pero rechazada por la misión de la ONU y observadores electorales.
"El bando de Gbagbo ha demostrado que las Nuevas Fuerzas (los rebeldes) siempre estuvieron en lo cierto", dijo el conductor Zie Ouattara, parado junto a uno de los árboles marchitos de Bouake y a las cenizas de un neumático quemado durante una protesta pro-Ouattara hace unos días.
"Nunca entendí realmente por qué estaban peleando. Nos dijeron que extranjeros estaban atacando nuestro país. Ahora vemos que estaban luchando por la dignidad del norte", añadió.
"NUNCA PODREMOS ACEPTAR ESTO"
Gran parte del interminable proceso de paz de Costa de Marfil buscaba terminar con esta lucha por la identidad con la inscripción de los habitantes del norte en el padrón electoral si podían demostrar que al menos uno de sus padres era marfileño.
En una entrevista con Reuters el mes pasado, el vice jefe de las Nuevas Fuerzas, Sidike Konate, dijo que los documentos de identidad que se estaban emitiendo para votantes del norte y el extremo oeste habían acabado con la disputa que dividía al país en dos. Ahora los rebeldes dicen que eso ya no es así.
Los rebeldes dicen que la reunificación del país es imposible mientras Gbagbo permanezca en el poder, y su participación en lucrativos contrabandos y chantajes ha llevado a que muchos marfileños se pregunten si estaban comprometidos con ese objetivo de todas formas.
Ahora, con el proceso de paz en ruinas, muchos se preguntan si ellos siquiera mantendrán sus armas en silencio.
"Nunca podremos aceptar esta situación", dijo el coronel rebelde Bamba Siniemar. "Desde el comienzo de la crisis hemos luchado por la verdadera democracia. Si los intereses de una nación sólo pueden ser defendidos reanudando las hostilidades, nosotros haremos nuestra parte", afirmó.
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