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Protestas en la final de la Copa Confederaciones dejan siete heridos

La presidenta Dilma Rousseff baja 27 puntos porcentuales en la aprobación de su gobierno

Protestas en la final de la Copa Confederaciones dejan siete heridos
RÍO DE JANEIRO, BRASIL (01/JUL/2013).- Las protestas en Brasil persistieron pese a la final de la Copa Confederaciones.

Mientras brasileños y españoles se preparaban para saltar a la cancha, en las cercanías del mítico estadio Maracaná unas cinco mil personas protestaban para exigir mejores condiciones sociales.

El saldo del enfrentamiento fue de siete heridos, cinco manifestantes y dos policías, quienes fueron trasladados al hospital, aunque ninguno tenía lesiones de gravedad.

El clima de la protesta era pacífico, pero el coronel Erir Ribeiro Costa Filho, portavoz de la Policía Militar, afirmó que detectaron un grupo de vándalos que fueron los que se encargaron de comenzar la agresión a las fuerzas policiales.

Agregó que en una mochila fueron encontradas y decomisadas 17 bombas molotov, sin que hubiera detenidos por este hecho.

En la marcha de ayer las personas alzaban su voz contra el despilfarro que ellos creen que ha habido en la organización de los torneos deportivos, los desalojos de familias pobres que vivían cerca de los estadios y contra la elitización del futbol.

“El Gobierno aceptó someterse a las reglas de la FIFA, se sometió a invertir millones en estadios, cuando debería invertir millones en educación, millones en salud”, dijo Marcus Lanes, uno de los organizadores de la protesta. Incluso se vieron en la ceremonia de inauguración hubo protesta. En uno de los actos dos voluntarios se salieron de la formación para desplegar una pancarta en apoyo a los manifestantes y fueron retirados por agentes de seguridad.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, decidió no acudir a la final de futbol para evitar un mayor desgaste a su figura.

Y es que la sucesora de Luiz Inácio Lula da Silva bajó 27 puntos porcentuales de apoyo a su gestión.

Rousseff, quien asumió su mandato en 2011, tenía una aprobación de 57% apenas el 8 de junio, dos días antes de las protestas. Sin embargo la encuesta del Instituto Datafolha publicada ayer reveló que sólo 30% de los brasileños la aprueba actualmente.

Las protestas dejaron cinco muertos. La semana pasada un joven murió atropellado en la ciudad de Ribeirao Preto y una barrendera pública sufrió un paro cardíaco en Belén tras haber inhalado gases lacrimógenos.

Además el lunes pasado dos mujeres murieron atropelladas por un conductor que lanzó su vehículo contra un bloqueo montado por manifestantes en el Estado de Goiás. La última víctima fue Douglas Henrique de Oliveira, de 21 años, quien cayó el miércoles desde un viaducto por el que pasaba la manifestación en Belo Horizonte.

TELÓN DE FONDO
La inconformidad por priorizar estadios y no hospitales


En Brasil los jóvenes han salido a las calles no por el desempleo, ni por los desahucios, ni por los recortes del estado de bienestar, sino porque quieren más de un Estado que, a su juicio, les pide mucho y les da poco a cambio.

En España, Grecia o en Estados Unidos, con el movimiento Occupy Wall Street, la motivación de los manifestantes fue preservar el empleo, la casa, el salario o la cobertura de salud.

En cambio, las protestas en Brasil, que se repitieron en Río de Janeiro con motivo de la final de la Copa Confederaciones, se asemejan a las de Turquía, donde la defensa de un parque fue un detonante para exigir mayores derechos políticos, o las de los estudiantes en Chile por una educación pública gratuita.

Los brasileños se preguntan por qué si el Gobierno puede construir estadios que impresionan a los mejores jugadores del mundo, no hace hospitales o escuelas de la máxima calidad.

Así, uno de los eslóganes más populares en las casi tres semanas de marchas en Brasil ha sido reclamar hospitales “patrón FIFA”.

Solo la remodelación del estadio Maracaná costó 500 millones de dólares. En total, las obras necesarias para el Mundial de 2014 costarán 13 mil  millones de dólares.

El Gobierno ha insistido en que el dinero público dedicado a los estadios son préstamos que deberán devolver las empresas que los operen.

El detonante de todo fue, como en el caso de Turquía, algo casi trivial a simple vista, la subida de 20 centavos de real (un peso con 50 centavos) del valor del transporte público en Sao Paulo, que encendió el enfado por pagar más por un servicio deficiente y caro en relación a los ingresos del brasileño medio.

Azuzadas por los excesos policiales iniciales, las protestas revelaron un descontento oculto principalmente entre la clase media.

La presión ha surtido efecto y además de la derogación del alza del transporte, Brasilia ya analiza nuevos programas de gasto social por valor de 22 mil 800 millones de dólares, según cálculos publicados por el diario O Globo.

La mayor parte de esa cifra sería en salud pública, a la cual Brasil dedica 4.2 % de su PIB.

Con información de EFE

LA CIFRA

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los muertos que han dejado las protestas en Brasil que comenzaron el 10 de junio
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